Vergüenza no, desvergüenza total siento, por Mª Ángeles Bustamante Ruano

Acabo de leer la siguiente reflexión. Solo puedo decir, vergüenza total e indignidad absoluta; pero además, me gustaría comentaros lo siguiente:

A mi no me gusta nunca hablar de lo que hago, dónde colaboro, a quién ayudo, ni nada por el estilo. Ya que lo hago por solidaridad. Es decir hoy por ti y mañana por mi. Es decir, si mejoro el mundo, tod@s mejoramos. Es mi manera de entender la solidaridad, nada más.

Pero es que tras este episodio concreto, quiero contaros que mi pareja y yo llevamos meses y meses «donando» sistemáticamente para que «X» pueda comer, «X» pueda comprar un cuaderno para su hija, «X» pueda subir en un autobús», «X» pueda pagarse un viaje de vuelta porque aquí no puede comer, porque «X, X y X». No es un hecho aislado.

Mi pareja y yo somos ciudadan@s de clase obrera, pero no pasamos hambre, ni estamos debajo de un puente. Podemos seguir saliendo adelante, con esfuerzo, pero no estamos como ese pobre hombre del supermercado. Y si alguna vez ocurriera tenemos una importante red de apoyo de familiares y amistades.

Pero señoras y señores, tomen conciencia muchas personas están así, señoras y señores como nosotr@s, como tu. Además, en el caso de las mujeres está siendo terrible, muchas mujeres como tu y yo están acudiendo a la prostitución para poder comer. No es ficción, es real. ¿Vamos a esperar a acabar así?, ¿no conoces la empatia y la solidaridad?.

Vergüenza no, desvergüenza total siento.

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