Romipen en masculino (1),Seminario Estatal de Mujeres Gitanas. La igualdad es cosa de todas y todos. Celebrado en Madrid.

VII Seminario estatal de mujeres gitanas

El 10 y 11 de diciembre de 2009 se celebró el VIII Seminario de Mujeres Gitanas en el Instituto de la Mujer en Madrid. Por primera vez, bajo el título de “La igualdad es cosa de todas y todos” (3) se invitó a participar a hombres gitanos y no gitanos que trabajan con gitanos y gitanas. El Seminario organizado por el Grupo de Mujeres Gitanas de la Fundación Secretariado Gitano (FSG) convocó a unas/os 100 participantes, aproximadamente un 30% eran hombres. En el Seminario se realizó un taller sobre masculinidad donde participaron 17 hombres, la mayoría gitanos.

Este texto (4) analiza la masculinidad y los cambios que se están produciendo en los hombres y mujeres gitanas, desde el punto de vista del género y la igualdad. Para ello se ha analizado los materiales resultantes del taller (textos, dibujos y grupo de discusión) en relación a la figura del padre (“el casado” en la tipología de la masculinidad de los gitanos), las relaciones, prácticas de género y el papel de hombres en la comunidad gitana. Este es un análisis exploratorio, una exploración en busca de líneas de investigación sobre masculinidad y gitaneidad en la sociedad española, tan escasos en nuestra literatura científica.
El simbolismo en la poesía de Lorca nos proporciona una primera aproximación del hombre gitano. Es el individuo que trata de afirmar su individualidad frente al mundo. La violencia está presente en el mundo gitano lorquiano, afecta al hombre que la ejerce y la sufre. A la naturaleza, el del gitano es un ambiente natural. El viento, el monte, el cielo, las estrellas, que participan de lo que pasa, y el gitano (que es plena naturaleza, pasiones), imita a la naturaleza y la acepta con valentía, busca en ella la plena afirmación de su virilidad, de su masculinidad, es el gitano legítimo5.
En España, no hay un censo de gitanos pero los datos proporcionados por FSG señalan que había aproximadamente unos 600.000 gitanos/as españoles/as en 1999. Un 45% en Andalucía. Le siguen tres Comunidades que aglutinan un 30%, Catalunya, Valencia y Madrid. El 88% de los gitanos reside en viviendas homologadas, aunque en la mayoría de los casos en zonas periféricas y depauperadas.
Una característica de los gitanos y las gitanas españoles/as es la exclusión social que han padecido desde hace 500 años. Actualmente hay la intención de  presentar un texto en el Congreso en el que “se pedirá perdón al pueblo gitano por todas las situaciones de maltrato, discriminación y vulneración” y en el que se aboga por políticas inclusivas, ya sea implícita o explícitamente. Se plantea, así, la idea de múltiples ciudadanías que coexisten en el mismo campo geopolítico6. Este texto, se quiere presentar antes de la celebración de la II Cumbre Europea sobre la inclusión de la población gitana, que tendrá lugar en Córdoba el 8 de abril de 2010.
Es un rasgo de la comunidad gitana la unión familiar, así como también lo es el respeto por los mayores. Esto se debe a que, en la sociedad gitana, el individuo está inmerso en el sistema de parentesco y de él recibe su personalidad social. El clan se basa en linajes masculinos. Es un grupo de personas que se consideran descendientes de un antepasado común del que todos pueden trazar una vinculación genealógica por medio de conexiones masculinas. (Ardevol, 1986; San Román, 1976,1996)
Como señalan estas autoras, la etnia gitana constituye una sociedad patriarcal, como la paya, un claro predominio del varón sobre la mujer que viene dado por el linaje. La mujer gitana se encuentra inmersa dentro de esa estructura de desigualdad y sumisión frente al varón gitano que la excluye de la esfera pública, relegándola al dominio privado del hogar; a la realización de actividades productivas menores; a un acceso limitado a la formación y la información, preparándola desde la infancia para cumplir con el rol de convertirse en esposa de un hombre gitano y madre de sus hijos : “De pequeña obedece a su padre, de jovencita a su padre y sus hermanos, de casada al marido y de vieja a los hijos” (Mateo Maximoff, escritor Romaní )
La edad y el sexo son dos ejes de clasificación en la vida social de la comunidad gitana dentro del marco de las relaciones familiares y de parentesco. Derechos y obligaciones, así como la asociación de ciertas pautas culturales y valores morales, se distribuyen según estos dos criterios. En el caso de los hombres, los perfiles por edad y situación vital se clasifican en el “hijo o niño”, el “mozo o mozuelo”, los “casados” y los “tíos”, hombres de respecto a partir de los 50 años o cuando son abuelos. La autoridad entre los gitanos va, en principio, del viejo al más  joven y del hombre a la mujer. Se establecen unos roles bien diferenciados en el que el hombre asume la defensa de la familia y la mujer está supeditada a él
Sin embargo, hay muchos cambios en la comunidad gitana y algunos invisibles para la sociedad que discrimina. Cada vez más mujeres acceden a la educación y a la universidad. Por otro lado, los temas de género y diversidad sexual cada vez aparecen más en los foros gitanos. Un ejemplo es el Grupo de Mujeres Gitanas de la FSG, el VIII Seminario en el que también participaron hombres para hablar de igualdad o el Forum of European Roma Young People (FERYP), celebrado en Budapest en noviembre de 2009, donde se habló, por primera vez, sobre género, homosexualidad y diversidad en el seno de la población rom.
Lagunas (2002), en su estudio sobre los gitanos catalanes “modernos”, indica que la situación social de la mujer y la emergencia de nuevas formas de representación y prácticas reflejan en las jóvenes gitanas una negociación con posibilidades de libertad y autorrealización.
Así, como se señaló en el VIII Seminario, las mujeres gitanas para hacer comprender el feminismo parten con cierta ventaja, ya que éstas, sobre todo las más mayores, las “tías”, están muy consideradas en su comunidad, y su criterio se considera dentro y fuera de las cuatro paredes del hogar. La misma red entre las mujeres gitanas facilita la estrategia de sororidad (hermandad de mujeres) consistente, según la feminista y antropóloga mexicana Marcela Lagarde (1999), en una nueva experiencia práctica intelectual y política entre mujeres que pretende materializarse en acciones específicas. Las mujeres al percibirse como iguales pueden aliarse, compartir y, sobre todo, cambiar su realidad debido a que todas, de diversas maneras, han experimentado la opresión.
Los hombres gitanos, como la mayoría de hombres en la sociedad patriarcal que les otorga beneficios y privilegios se mantienen en sus posiciones y roles de género. Sin embargo, el cambio de las mujeres y de la sociedad en general proporciona nuevos valores y se vislumbran cambios en algunos hombres.
En el siguiente apartado analizaremos algunos aspectos sobre la masculinidad de los gitanos a partir de las impresiones y reflexiones del taller de masculinidad realizado en el marco del VIII Seminario de Mujeres Gitanas.
Taller de masculinidad para hombres gitanos y no gitanos que trabajan con gitanos y gitanas.
Al taller asistieron 17 hombres, la mayoría “casados”, de entre 25 y 40 años. Las dos horas de duración del taller se  dividieron en dos partes. En la primera, a través de diversas dinámicas se invitó a los participantes a que reflexionaran sobre su rol de hombres desde la niñez, sus prácticas y relaciones de género y la figura del padre en sus vidas. En la segunda se compartió y discutió sobre éstos aspectos.
Los asistentes al taller no representan la totalidad de la población gitana española, pero si una parte de ella. Los más formados y concienciados sobre la situación de exclusión de la  población gitana. Entre ellos había autónomos de la venta ambulante, pastores evangélicos y universitarios que trabajan en la FSG.
Un primer tema que queremos destacar de los discursos de los participantes es la exclusión social. Algunos de los participantes se han sentido rechazados o excluidos por la mayoría de la población española. Aunque no en todos los casos ha sido así, como señala este participante:
“Nunca me he sentido rechazado porque nunca he dado importancia, todos somos humanos y tengo amistad con niños no gitanos y mayores”
La familia es un elemento importante: “La cultura, las tradiciones y tu identidad está influenciada por la familia. Las relaciones familiares marcan tu comportamiento y evolución en esta vida”.
El rol del hombre en la familia tiene una doble vertiente. La familia extensa es el apoyo, la red pero también implica soledad o dificultad para expresar emociones, cuando se pasa de “niño” a “casado”, como señala este participante: “Cuando a veces me he sentido rechazado, mi rabia la compartía con mi familia, cuando era niño; pero de mayor solo.”
El padre es una figura respetada, de referencia. Generalmente han sido hombres que han tenido una vida dura y se han mantenido firmes: “Me ha hecho sentirme bien al recordar a mi padre ya que ha sido una referencia para mi. Saber situaciones que ha tenido duras y no venirse abajo”.
El padre es una persona abnegada del que se aprende el sentido de la responsabilidad y el esfuerzo laboral: “Mi padre, un hombre muy trabajador, muy honesto y nos lo ha dado todo. Una persona abnegada para él, por darnos la felicidad. Me ha enseñado el sentido de la responsabilidad y el ser trabajador.”
Sin embargo hay aspectos del carácter o comportamientos de esa figura que se intentan no reproducir, como señalan estas dos citas que reproducimos a continuación:
“Mi padre: Me ha producido un rechazo, al analizar en mi padre aspectos de su carácter o comportamientos que intento no reproducir. Muy buenos valores, me enseñó a respetar a todas las personas. Muy respetado”
“Recuerdo que mi padre era muy trabajador y algo serio, cosas que creo que he heredado, pero en algunas ocasiones, al no saber expresarse y expresar sus sentimientos se sentía incómodo. Por eso creo que quería y luchaba porque tanto yo como mi hermano estudiáramos y estuviéramos preparados para todos los aspectos de la vida”.
El culto, la religión evangélica, juega un papel importante en la construcción de la masculinidad. Como señala Gay y Blasco (2000), en su investigación sobre el impacto de la religión Pentacostalista en  un grupo de gitanos castellanos en Madrid, la religión afecta a las jerarquías masculinas al transferir prestigio y autoridad de los hombres mayores a los jóvenes a través de la adopción del Evangelismo Pentacostal. En cuanto  que regula, en cierta medida, las relaciones y prácticas de género.
En general, en la mayoría de los participantes del taller, hay un reconocimiento de un deseo de cambio en la masculinidad respecto a las relaciones y prácticas de género en comparación con las del padre. Muchos señalan que desean una mayor implicación emocional con sus hijos/as y familias; y son conscientes del machismo en la comunidad gitana. Sin embargo, a veces la presión social y del grupo dificulta el cambio de actitudes y prácticas, como señala este participante: “He sentido también en ocasiones cosas que veía en mi entorno eran machistas, y yo participaba de ellas al no hacer nada”.
Un ejemplo de este cambio lo tenemos en el siguiente caso. Se trata de un grave problema en la comunidad gitana que restringe la educación de las niñas al sacarlas del colegio cuando éstas se convierten en mozuelas, para que no tengan contacto con chicos y prepararlas para el matrimonio. Por un lado, las familias sin recursos que simplemente las quitan del colegio y por otro la de algunas familias con recursos que las mantienen en el colegio pero reforzando los valores tradicionales de la gitaneidad, el esencialismo.
En la cita que reproducimos el padre de uno de los participantes del taller, a requerimiento de la madre, sacó del colegio a su hermana al convertirse en mozuela. Hoy día, ese mismo hombre acompaña y anima a sus nietas para que estudien y se formen: “Cuando mi hermana cumplió los catorce mis padres la quitaron del colegio. Mi madre dijo que ya no tenía edad para estar con mozuelos y que lo mejor es que se quedara en casa. Vinieron los profesores para hablar con mis padres, pero no hubo manera. Ahora mi padre ha cambiado. Con mis hijas es él el que las lleva al colegio y quiere que estudien”.
Finalmente, la homofobia, como en el resto de la sociedad, está muy presente en la comunidad gitana. El pánico a la asimilación, el hermetismo, hacen que la aceptación de la diversidad dentro de la comunidad sea más lento. Sin embargo, también se producen cambios7. Un participante del taller, un hombre payo casado con un hombre gitano, explicó el proceso de aceptación de la familia gitana de su marido. Le costó 10 años ser aceptado por la familia y poder asistir a las celebraciones familiares con su pareja.
Otro cambio, en relación a esto, es la implicación y el activismo, de jóvenes gays lesbianas, bisexuales y transexuales (GLBT) gitanos y gitanas, en la configuración de un grupo GLBT Romaní a nivel estatal y europeo. Cada vez gana más terreno, en el discurso y las prácticas, la aceptación de la diversidad.
Conclusiones.
Este texto se basa en los discursos en torno a la masculinidad, de un grupo de hombres gitanos y no gitanos que trabajan con gitanos, participantes en un taller sobre masculinidad en el marco del VIII Seminario de Mujeres Gitanas celebrado el 10 y 11 de diciembre de 2009.
Es una análisis exploratorio que pretende dar cuenta de la escasa literatura científica en torno a masculinidad y gitaneidad. Pone el acento en la necesidad de estudios empíricos en esta materia y apunta, entre otras, algunas posibles líneas de investigación, como son el rol de los hombres en sus diferentes etapas de la vida (niño, mozuelo, casado y tío). Tiene un interés especial comparar la construcción de la masculinidad en la figura del “tío” en relación a los cambios en la masculinidad hegemónica provocados por la pérdida de poder y del trabajo en los hombres mayores payos (Abril, Romero, Borràs, 2009). El papel de la religión evangélica, en auge en la comunidad gitana, y su influencia en la construcción de modelos de masculinidad.  Otra de las líneas de investigación que se han apuntado es el cambio ideológico, y quizás de prácticas y relaciones de género, provocado generalmente, por el avance de las mujeres y los cambios culturales y valores en la identidad gitana. Asimismo, se destaca la necesidad de trabajar la aceptación de la diversidad dentro de la propia comunidad gitana.
A nivel práctico, es necesario formar a hombres gitanos en género e igualdad y fomentar el desarrollo de grupos de reflexión de hombres por la igualdad de género.
Bibliografía:
Abril, P; Romero, A.; Borràs, V. (2009). Los hombres y sus Tiempos: hegemonía, Negociación y Resistencia. Ayuntamiento de Barcelona. Para más información pincha aqui.
Ardevol, E. (1986.) Reflexiones sobre marginación y racismo. En San Román, T. (ed.) Entre la marginación y el racismo. Reflexiones sobre la vida de los gitanos. Madrid: Alianza.
Gay y Blasco, P. (2000) The politics of evangelism: Masculinity and religious conversión among Gitanos. In Romani Studies, Vol. 10, issue 1
______________ (1999). Gypsies in Madrid. Sex, gender and the performance of masculinity. Oxford: Berg
Lagarde, M. (1999) Género y feminismo. Desarrollo humano y democracia. En Cuadernos Inacabados No. 25.
Lagunas, D. (2002) Modern Gypsies: Gender and Kinship among the Calós from Catalonia. In Romani Studies, Vol. 12, issue 1
San Román, T. (1976). Vecinos gitanos. Madrid: Akal.
____________ (1996). La diferencia inquietante. Madrid: Siglo XXI.
(1) Masculinidad y gitaneidad, la identidad gitana masculina. Carmen González Cortés ha escrito sobre el Romipen femenino. Más información pinchando aqui.
(2) Para contactar con el autor: paakoabril@gmail.com Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla
(3) Programa del VIII Seminario de Mujeres Gitanas:
(4) Quiero agradecer a Kurro Camacho los comentarios y matices al texto.
(5) Romancero Gitano (1924-1927). Federico García Lorca.
(6) Diagonal Web, periódico quinzenal de actualidad crítica, enero 2010, Nº 117
(7) Ver artículo de David Berna “Gitanos Gays”. Revista Mundo joven. Fundación Triángulo Juventud. Nº 33 ago-Oct 2009. Pp 22-23.

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