¿Hacia una economía feminista de la sospecha? por Amaia Pérez Orozco

1. INTRODUCCIÓN
La teoría feminista experimentó un fuerte impulso a finales de la década de los sesenta con la denominada segunda ola del feminismo. A partir de ese momento, su evolución ha sido constante [1]. El estudio económico se ha visto influenciado por dicha teoría, dando lugar al surgimiento de la llamada economía feminista.
Esta corriente puede decirse que nació de una sospecha que Amorós, refiriéndose a otra rama del conocimiento, formula en los siguientes términos:
“Constatar el hecho de que la filosofía la han hecho los hombres y, básicamente, la siguen haciendo es una trivialidad, pero, como ocurre con todas las trivialidades en este terreno, habría que partir de la sospecha de que es significativo.” (Amorós, 1985: 21)
De aquí surgió una inquietud que se ha traducido -y se sigue traduciendo- en una constante revisión de las corrientes de pensamiento mayoritarias, descubriéndose en ellas numerosos sesgos androcéntricos en todos los niveles: descriptivo, explicativo e ideológico. Tras este descubrimiento, se impone la necesidad de rescribir la teoría económica eliminando dichos sesgos e incorporando los avances teóricos feministas. Es esta reformulación de la economía y su nexo con la teoría feminista la que pretende mostrarse en el actual texto. En él, se intenta dar una imagen de cómo la economía feminista va incorporando, con mayor o menor prontitud y acierto, los avances teóricos. El planteamiento mismo del documento parte de la creencia en la interdisciplinariedad y en la necesidad de una base teórica feminista para poder hacer cualquier ejercicio de economía feminista coherente.
El análisis se centra en dos momentos fundamentales. Primeramente, en los desarrollos que tuvieron lugar alrededor de la década de los setenta, cuando comienzan a formarse los conceptos de género y patriarcado, y se plantea el dilema de las relaciones de este sistema patriarcal con el capitalismo.
A continuación, se pasa a hablar de propuestas más actuales, elaboradas a medida que se da una crítica de aquellos conceptos iniciales y se formulan nuevas ideas acerca de los sistemas de opresión. El conjunto del análisis gira, por tanto, en torno a un eje crucial -la evolución del concepto de género- a partir del cual se modifican otras teorizaciones feministas las cuales, a su vez, conllevan cambios en la esfera del pensamiento económico (feminista).

Publicado en la Revista En Otras Palabras, num. 13-1

Notas

[1] La teoría y la práctica política feminista han ido estrechamente unidas. Aunque el actual texto sólo preste atención a la primera, esto no debe ser interpretado como una minusvaloración de la segunda, sino como una limitación del documento.

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