El 22 de octubre de 2016 se celebró una mesa redonda sobre gestación subrogada (GS) organizada por Juventudes Socialistas de Euskadi en el Hika Ateneo de Bilbao a la que invitaron a Aurora González en representación de la Asociación por la Gestación Subrogada en España y de la asociación Son Nuestros Hijos y a Alicia Miyares como portavoz de la plataforma No Somos Vasijas.
Alicia Miyares, para defender su posición en contra de la GS, utilizó diversos argumentos que giran en torno a puntos importantes que se deben debatir y resolver en el camino hacia la regulación de la GS en España. Este escrito comenta algunos de estos puntos desde una posición a favor de la regulación de la GS altruista en España de acuerdo al código ético definido por Son Nuestros Hijos. Este texto expresa la opiniñon de su autora, en ningún caso se podrá hacer responsables de estas opiniones a ninguna de las asociaciones o personas nombradas en él.
Utilización de terceras personas
Alicia Miyares dijo que la plataforma No Somos Vasijas está en contra de la GS porque “se hace una utilización de terceras personas”. ¿Es que acaso no se utilizan terceras personas en los transplantes en vivo (riñón) u otras donaciones (médula, sangre, semen, óvulos)? En el caso de estos transplantes y donaciones, se garantiza que se lleven a cabo de acuerdo a prácticas éticas con una regulación estricta. En el caso de la GS, también se tiene que garantizar que todo el proceso se hace de forma ética y esto se consigue regulándolo bien.
Pérdida de custodia por parte de la mujer gestante
En la técnica de reproducción humana asistida conocida como gestación subrogada, la mujer gestante gesta el embrión de otra persona o pareja. El óvulo que se utiliza para crear el embrión puede ser de la madre de intención (si la hay) o de una tercera mujer donante de óvulos. El óvulo nunca es de la gestante. Igualmente, el esperma utilizado para crear el embrión puede ser del padre de intención (si lo hay) o de un tercer hombre donante de esperma. En ningún caso es de la pareja de la gestante (si la tiene). Es la familia de intención la que pone en marcha el proceso de crear embriones y buscar gestante. Por lo tanto, no hay ningún vínculo genético ni de ningún otro tipo entre la gestante y el embrión que se le vaya a transferir. En conclusión, la gestante no tiene ningún derecho sobre ese embrión y, por lo tanto, no puede perder la custodia del bebé porque nunca ha sido suya.
‘Madre es la que pare’
No Somos Vasijas se aferra a la máxima ‘madre es la que pare’ del latín ‘mater semper certa est’. Esta es una máxima muy antigua, de una época en la que las técnicas de reproducción asistida que tenemos hoy en día no se podían ni imaginar. Quien se aferra a esta máxima se ha estancado en el tiempo e ignora la evolución de la ciencia y de la sociedad. Esta máxima, además, va en contra de la filiación por adopción que No Somos Vasijas sí reconoce y acepta. ¿Cómo es posible que se pueda aceptar que la mujer adoptante es la madre aunque no haya parido pero no se pueda aceptar la filiación de una madre de intención?
Por otra parte, la expresión ‘mater semper certa est’ es del tiempo de los romanos. En la familia romana, la mujer está siempre en un segundo plano bajo la autoridad marital y no participa en la vida pública, en la política, en la literatura, ni puede ser cabeza de familia. Teniendo en cuenta que No Somos Vasijas se posiciona en contra de la GS porque dice que su aceptación llevaría a la pérdida de derechos colectivos de las mujeres que tanto ha costado ganar, es una contradicción que se aferre a una máxima del tiempo de los romanos en el que la mujer estaba relegada a un segundo plano en la sociedad.
Vínculo emocional
No Somos Vasijas afirma que la GS niega el vínculo emocional que hay entre la gestante y el bebé. Esto no es cierto. Lo que en todo acuerdo de GS se niega es que haya una relación de filiación entre la gestante y el bebé. Como ya se ha explicado arriba, no hay vínculo genético entre la gestante y el embrión que se le transfiere. Además, la gestante acepta esa transferencia embrionaria con el objetivo claro y único de gestarlo para otra familia. Los procesos de GS incluyen una evaluación psicológica profunda de la gestante para asegurar que entiende el proceso y que tiene claro intelectual y emocionalmente que ella no quiere ser madre como resultado de ese embarazo. Esta evaluación se lleva acabo antes de aceptar a la mujer como gestante.
Por el contrario, la legislación española sí contempla necesariamente la renuncia al vínculo de filiación en las donanciones de óvulos y de esperma por parte de el/la donante y el/los bebés que de esas donanciones puedan nacer. En este caso, hay un vínculo genético innegable entre la donante de óvulos y el/los bebé(s) nacidos de esa donación pero la renuncia de estas mujeres a la filiación parece no ser objeto de crítica por parte de No Somos Vasijas.
Volviendo al vínculo emocional, parece probable que en el largo periodo necesario para llevar a término una gestación se establezca algún tipo de vínculo emocional entre la gestante y el bebé. Esto no quiere decir que la gestante haya cambiado de opinión y quiera reclamar la filiación. No es incomprensible que las gestantes sientan cariño por el bebé, como se puede sentir cariño por el hijo de un amigo.
La GS no puede estar bien porque en la mayoría de los países no está regulada
Resulta sorprendente que un colectivo de personas que se autodefinen como feministas utilice este argumento. El sufragio femenino, o derecho a voto de las mujeres, no fue reconocido internacionalmente hasta el siglo XX. Entonces, ¿deberíamos entender que era justo y correcto que las mujeres no tuvieran derecho a votar, ya que esto era lo que pasaba en la mayoría de los países? ¿Deberíamos luchar ahora para que se prohiba el derecho a voto de las mujeres?
Limitaciones y riesgos de la gestante
Es cierto que un proceso de GS condiciona la vida de la gestante, como lo hace cualquier proceso de fecundación in-vitro (FIV) y embarazo para cualquier mujer que pase por ello, ya sea para llevar a cabo un embarazo propio o para terceros. Estas limitaciones las conoce la gestante y el proceso de GS asegura que el consentimiento de la gestante es informado. Todo embarazo y parto también conlleva un riesgo. Este riesgo se intenta minimizar aceptando como gestantes sólo a aquellas mujeres que ya han experimentado embarazos y partos fáciles y sin complicaciones.
Las donaciones en vida también suponen una limitación y riesgo para la vida de los donantes. Los donantes de riñón, por ejemplo, ven mermada su salud para siempre. Este no suele ser el caso de las gestantes, ya que la mayoría de las gestantes al acabar el proceso de GS y el correspondiente periodo de recuperación, vuelven a estar en las mismas condiciones de salud que antes del proceso.
Por otro lado, la punción para la extracción de óvulos para una donación o para una FIV propia requiere de una intervención quirúrgica bajo anestesia general. Sirva esto como ejemplo de que en la vida muchas cosas conllevan alguna limitación y/o riesgo. Sin embargo, muchas mujeres (solas o en pareja) recurren hoy en día a la FIV para tener familia demostrando que, dependiendo del objetivo, merece la pena soportar ciertas limitaciones y correr ciertos riesgos.
Finalmente, correr riesgos en favor de otra persona es la definición de altruismo. ¿No Somos Vasijas cree que el altruismo no existe?
No hay certificado de idoneidad en GS
Es cierto que para hacer un proceso de GS no se le exige a los padres/madres nigún certificado de idoneidad como se hace en la adopción. No obstante, en ese sentido la adopción y la GS son totalmente opuestas.
En la adopción, existe un menor que ha sido abandonado y del que el estado tiene la guarda y custodia. El estado tiene la obligación de velar por el interés superior del menor. Estos menores, por el hecho de haber sido abandonados, ya tienen un trauma. Además, en muchos casos, también han sufrido maltratos y/o sufren enfermedades. El estado tiene la obligación de encontrar una familia que sea capaz de hacerse cargo de este niño, con todas estas necesidades y problemas adicionales, en todos los sentidos: intelectualmente, emocionalmente, económicamente…
La GS, por el contrario, desde esta perspectiva es como un embarazo natural deseado. No hay un bebé a cargo del estado que se tenga que proteger. El bebé es deseado y planificado por la familia intencional mucho antes de que exista. Por lo tanto, no ha lugar a que el estado intervenga. Si lo hiciera, también tendría que hacerlo con las otras técnicas de reproducción asistida. Hoy en día la inseminación artificial y la FIV son totalmente legales en España y no se requiere ningún certificado de idoneidad. Si se requiriera un certificado de idoneidad para GS pero no para las otras técnicas de reproducción asistida ni, incluso, para los embarazos naturales, sería un claro ejemplo de discriminación. Finalmente, en un embarazo natural puede caber la duda de si ha sido deseado. En un embarazo conseguido mediante técnicas de reproducción asistida nunca va a existir esta duda.
Los deseos no son derechos
Totalmente de acuerdo. Igualmente, un enfermo desea curarse pero esto no se convierte en un derecho. Lo que sí es un derecho en un estado del bienestar es recibir el tratamiento adecuado en la sanidad pública para intentar que el enfermo se cure. El estado del bienestar tiene como objetivo que ninguna persona sufra innecesariamente. La infertilidad conlleva mucho sufrimiento en aquellas personas que desean tener hijos y no pueden. Las técnicas de reproducción asistida (TRA) legales en España no son suficientes para algunas personas. Lo que se propone es que se regule la GS altruista como TRA dentro del sistema sanitario público para evitar este sufrimiento.
Un embarazo no es una técnica
¡Cierto! El embarazo en sí no es una técnica, la técnica es cómo se ha conseguido ese embarazo.
4 comentarios en “En respuesta a la intervención de Alicia Miyares en la mesa redonda sobre gestación subrogada, por Noelia Oses Fernández”
Andrea
7 noviembre, 2016 at 9:15Bravo Noelia!
Me ha encantado tu artículo. Todo muy bien explicado.
Respecto el sufrimiento que conlleva la infertilidad, es un tema quizás poco conocido, y con el que las mujeres que no han tenido problemas para tener hijos sienten por lo general muy poca empatía. Estoy prácticamente segura que la señoras de ‘No somos vasijas’ no han tenido tal problema ni en ellas mismas ni en sus familiares o allegadas. Afortunadas ellas.
Nieves Fernández
7 noviembre, 2016 at 10:47Totalmente de acuerdo. Y lanzo una pregunta al aire. Si una mujer pierde si útero por la razón que sea, qué solución le daría Alicia Miyares para poder ser madre? Supongo que sabrá que si es por un cáncer no podría adoptar… Me gustaría que se pusiera en ese lugar. Qué haría ella? Seguiría defendiendo que no es una vasija o dejaría decidir a una mujer libremente y con todas las garantías si quiere gestar un bebé
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Pepa
24 marzo, 2017 at 12:33Estoy totalmente deacuerdo, las personas que no han tenido este problema no pueden entender a las personas infértiles y si decir la verdad es muy triste. Mi marido y yo somos una pareja infértil, pudimos ser padres gracias a la gestación subrogada y una clínica Biotexcom a la cual acudimos para tener hijos. Hay que intentar entender a cada persona, cada uno tiene su historia en la vida.