ACOSO SEXUAL, UN OBSTACULO PARA LA CONSECUCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS EN EL ÁMBITO LABORAL
La consecución de un mundo más justo es una aspiración humana que encuentra su principal apoyo en el diseño de un sistema a favor de los derechos humanos con pretensiones universales. La universalidad, a su vez, requiere de la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres. Ya que unas y otros formamos eso que comúnmente llamamos la Humanidad; pero la Humanidad tiene un problema gravísimo, que en demasiadas ocasiones no se percibe como tal: la violencia de género. Mientras existan matrimonios forzados, mientras existan mutilaciones genitales femeninas (MGF), mientras existan agresiones sexuales, mientras una esposa sea asesinada por su esposo, mientras una novia reciba una brutal paliza por parte de su novio, mientras una trabajadora sufra acoso sexual por parte de un compañero de trabajo o de su jefe, mientras existan tantos mientras no podremos llenarnos la boca diciendo que los derechos humanos son universales.
Inicialmente la lucha contra el acoso sexual laboral se configuraba de manera casi exclusiva como una conculcación de la dignidad humana. Se entiende la misma como el marco en el que se desarrollan el resto de derechos fundamentales entre los que destacan el derecho a la intimidad, la integridad física, la integridad psíquica, la igualdad y la libertad. Dicho planteamiento inicial ha sido completado hasta encuadrarse claramente en el ámbito de la discriminación por razón de sexo, en el ámbito de las violencias contra las mujeres como vulneración de los derechos humanos. Esto es muy importante porque no se debe olvidar nunca que todavía hoy los derechos humanas no son siempre entendidos como derechos humanos. Porque cuando se habla de violencia de género no siempre se relacionan con la discriminación por razón de sexo como medio generador-sustentador de las mismas (también de otros tipos de violencias). Ni tampoco se establece una relación directa con lo que es una escandalosa vulneración de los derechos humanos. Por tanto, en demasiadas ocasiones, se las recluyen en departamentos estancos, que lo que provocan es el enquistamiento de las mismas al no emprenderse las necesarias intervenciones correctoras de carácter integral. Esta evolución a la que me refiero no es casual, ya que anda pareja al hecho de ponerle nombre, así como a su visibilización como grave problema social mundial por parte del movimiento feminista y sindical.
Mª Ángeles Bustamante. Master Oficial de Género y Políticas de Igualdad por la Universitat de València , Postgrado de Especialidad en Mainstreaming de Género, por la Universitat Jaume I y Experta Universitaria Agentes de Igualdad de Oportunidades para las Mujeres: Acciones positivas en el marco de la Cooperación, por la U.N.E.D. Así como la fundadora, coordinadora y administradora de LRM CIDII.
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