Nosotras, mujeres que vivimos en Europa,
no vamos a quedarnos calladas
Grupos ultraconservadores y que propugnan la violación de derechos humanos gobiernan países como Polonia y Hungría. Países donde se está produciendo una grave erosión de la democracia y una imposición del autoritarismo. En otros Estados, las expresiones xenófobas y fundamentalistas tienen cada vez más visibilidad pública y pretenden imponerse a toda la sociedad. Frente a ellas expresamos nuestro compromiso con la democracia y la solidaridad.
En Polonia, los partidos extremistas que están en el poder han decidido obligar a las mujeres a llevar a término embarazos con anomalías fetales. Esta coerción reproductiva va a producir mucho dolor y complicaciones de salud. Y ello en nombre de ciertas interpretaciones religiosas que se quieren imponer y que se contradicen con valores como el de la dignidad humana, la solidaridad y la autodeterminación.
Desde que ha entrado en vigor la decisión del Tribunal Constitucional y del gobierno polaco de hacer casi imposible que las mujeres puedan interrumpir su embarazo, grandes protestas pacíficas han llenado las calles del país. Protestas que han sido respondidas con abusos policiales en forma de golpes, gases lacrimógenos, arrestos e intimidaciones, mientras que los medios de comunicación plegados al poder presentan a las manifestantes como asesinas.
Además de expresar nuestra indignación, pedimos a los gobiernos europeos, a las instituciones y a la sociedad civil que actúen ya para frenar a estos grupos que atacan los valores que sustentan la convivencia pacífica y el respeto hacia las personas. Es hora de demostrar que Europa no es sólo una comunidad de intereses económicos.
Nosotras, mujeres que residimos en países europeos, exigimos que se respeten los derechos de las mujeres de Polonia, y del resto de Europa y del mundo, a abortar de forma segura, a recibir educación sexual, a la dignidad y la autonomía. Por estos derechos seguiremos luchando.
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