Debate relativo a la Proposición no de Ley sobre retirada del anteproyecto de Ley Orgánica por el que el Gobierno pretende revisar la legislación vigente en España sobre salud sexual y reproductiva e interrupción voluntaria del embarazo. (162/000828)

Intervenciones de las Oradoras y Oradores con relación a la propuesta no de ley:

Valenciano Martínez-Orozco, Elena (GS)

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La señora VALENCIANO MARTÍNEZ-OROZCO: Gracias, presidente.
Señoras diputadas, señores diputados, con esta iniciativa el Grupo Socialista solicita al Gobierno que  renuncie a convertir el anteproyecto de ley del aborto en un proyecto de ley. El Grupo Socialista solicita  que el Gobierno no dé ni un paso más en la tramitación de un texto que supone un enorme retroceso para  la sociedad española. Retiren su texto en vez de esconderlo hasta que pasen las elecciones europeas por  miedo al desgaste que esta iniciativa lamentable está teniendo para ustedes. Les pedimos que no sigan
adelante. Muchas, muchísimas mujeres españolas y europeas y también muchos hombres han sentido  este proyecto del Gobierno como una auténtica agresión a la libertad y a la dignidad de las mujeres, a la  dignidad de una ciudadanía que hace años ya ganó la batalla de poder elegir. Ese sentimiento internacional  de que en España se está produciendo no solo un grave retroceso en derechos sociales, sino también un  grave retroceso en libertades y derechos civiles, ese sentimiento internacional es el que explica las  movilizaciones tanto en nuestras calles como en muchas ciudades y capitales europeas. Han llegado  ustedes demasiado lejos. Ahora deben parar. Pregúntense cinco cosas: Si la ley que pretenden garantiza  la libertad de las mujeres. (Una señora diputada: No). Si será eficaz para el fin que persigue. (Varios  señores diputados: No). Si mejorará la igualdad entre las personas (Varios señores diputados: No.—Un señor diputado: Sí). Si dará más seguridad a las mujeres y si es una ley realmente necesaria.Contesten a cada una de estas preguntas y verán cómo la respuesta a cada una de ellas es no.

En primer lugar, esta ley no aumentará sino que cercenará la libertad de las mujeres porque no serán  ellas las que decidan. Con este proyecto, España pasará a formar parte de los escasos países europeos  que limitan o prohíben la libertad de las mujeres para decidir si son madres o no lo son. En el caso de  España significa pasar del grupo de veintidós países europeos al grupo de seis países europeos; un  inédito y enorme retroceso para nuestro país. En segundo lugar, esta ley no será eficaz. Señorías,
supongamos por un momento que ustedes lo que quieren es reducir el número de abortos que se practican  en España; vamos a suponer que esa es su intención. Pues ya les anticipo que no lo van a conseguir. Las  leyes que restringen el libre derecho a la maternidad no hacen descender el número de abortos. Lo que  consiguen es aumentar el número de abortos inseguros. Bélgica, Italia y Países Bajos, junto con España, tienen hoy menores tasas de abortos. Es así porque a la legislación sobre interrupción voluntaria del
embarazo unen estrategias de prevención y de salud sexual y reproductiva. Ese es el elemento clave, señorías, para reducir el número de embarazos no deseados y, por lo tanto, para reducir el número de abortos. Se llama más prevención y menos represión. Se llama educación sexual en los colegios y no catecismo. Se llama recursos y acceso fácil a los anticonceptivos, todo eso de lo que ustedes no quieren ni oír hablar. (Aplausos).
Su anteproyecto no solo se lleva por delante la libertad de las mujeres, es que deroga todas las estrategias de prevención que contiene la actual regulación. ¿Cómo piensan ustedes reducir el número de embarazos no deseados? ¿Se lo digo? Porque la castidad no parece una propuesta que goce de muchos seguidores. Si siguen adelante con sus intenciones, en España aumentará el número de abortos y muchos de ellos serán abortos más peligrosos para las mujeres; mejorarán las estadísticas porque serán abortos ocultos, serán abortos ilegales, pero habrá más abortos y no menos. En tercer lugar, esta
ley aumentará la desigualdad. Las mujeres españolas volverán a dividirse en dos grupos; las que se pueden permitir viajar a un país vecino y acceder a un aborto seguro y las que no puedan y se vean obligadas a interrumpir su embarazo en condiciones ilegales, clandestinas, en nuestro país. Eso es, señorías, el túnel del tiempo y de la injusticia y de la hipocresía más cruel. En cuarto lugar, esta ley será menos segura para las mujeres y para los profesionales de la sanidad; mayor inseguridad sanitaria y también más inseguridad jurídica porque ustedes convierten a los médicos que practiquen las interrupciones voluntarias del embarazo en presuntos delincuentes, y sobre todo inseguridad vital, porque de avanzar este anteproyecto de ley el camino que deberá seguir una mujer para interrumpir su embarazo será un auténtico calvario, será una dramática carrera de obstáculos que además alargará el momento de interrumpir el embarazo, aumentando las semanas de gestación y, por lo tanto, aumentando los riesgos para la salud de las mujeres, y en el caso de las mujeres que vivan alejadas de los grandes núcleos urbanos esa carrera de obstáculos será directamente imposible. Y finalmente, señorías, este anteproyecto de ley es innecesario e inoportuno porque introduce en la sociedad española una nueva fractura sin que exista ninguna circunstancia objetiva que lo justifique. ¿No creen que la mayoría de las españolas ya tienen bastante con el desempleo que las golpea y con la crisis económica que pagan ellas como nadie? (Aplausos). Si de verdad les preocupa, si de verdad quieren promover la natalidad, ayuden a las madres a sacar adelante a sus familias, controlen el precio de la luz, no bajen los salarios, establezcan un sistema justo de ayuda a las familias y a la dependencia. Así sí, así sí se apoya a las mujeres. Señorías del Grupo Popular, nadie sabe por qué el Gobierno se ha metido en esta contrarreforma, nadie lo entiende, ni siquiera lo entienden muchos de ustedes. Tampoco en los países europeos entienden nada, el único que lo ha entendido ha sido Jean-Marie Le Pen. Si tienen un problema con el ala dura de su partido, las mujeres no deberíamos ser la moneda de cambio. (Aplausos).

Concluyo ya. Señores diputados, señoras diputadas, negar la libertad a quien nunca la ha tenido es muy grave, pero quitar la libertad a quien ya la ha disfrutado es cruel e insoportable porque no es la verdad, y mucho menos su verdad, la que nos hace libres; es la libertad la que nos hace libres. Dejen a las mujeres decidir, confíen en ellas. Las mujeres no son seres irresponsables a las que ustedes deban tutelar. Esta Cámara debe ser la Cámara de las libertades y no la Cámara de los dogmas. Estamos, están a tiempo de detener este retroceso caprichoso e injusto. Señorías, con todo respeto…
El señor PRESIDENTE: Señora diputada, tiene usted que terminar.
La señora VALENCIANO MARTÍNEZ-OROZCO: … con el respeto que se le debe a los adversarios políticos en democracia, apelo a las diputadas del Grupo Popular para que no voten como diputadas lo que no votarían como mujeres. Sean libres y déjennos ser libres. (Aplausos de señoras y señores diputados, puestos en pie).

– Fernández Davila, Mª Olaia (GMx)

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La señora FERNÁNDEZ DAVILA: Gracias, señor presidente.
Señorías, es habitual utilizar en los argumentos del Gobierno para justificar el anteproyecto de ley, cuya retirada pide esta iniciativa que desde el Bloque Nacionalista Galego vamos a apoyar, la sentencia del Tribunal Constitucional 53/1985 y poner al mismo nivel los derechos del nasciturus y de la mujer. Se hace realmente una verdadera manipulación en la interpretación de ambas cuestiones para justificar, desde nuestro punto de vista, lo injustificable. Nosotros, que no dudamos de que haya que proteger al no
nacido, no estamos de acuerdo con que esta protección jurídica colisione, prevalezca o elimine derechos fundamentales de las mujeres, como se pretende. De la propia sentencia de 1985 se desprende que ese bien jurídico puede ceder cuando choca con derechos fundamentales de la mujer, como la dignidad, la integridad física, el honor o el libre desarrollo de la personalidad.

Con este anteproyecto, el Gobierno pretende eliminar del ordenamiento jurídico español una ley, la Ley orgánica 2/2010, que no solamente respeta los derechos fundamentales de las mujeres sino que los garantiza: derecho a la dignidad, a la libertad religiosa, ideológica, ética y a la libertad de decidir. Ante una ley como la actual, sin imposiciones, garantista de la libertad de las mujeres, este Gobierno nos propone una ley opresiva y represiva, señorías; una ley en la que una minoría impone sus creencias prohibiendo y arrebatando la libertad alcanzada. La ley actual no obliga a ninguna mujer a abortar, pero garantiza que quien lo quiera y decida pueda hacerlo con seguridad jurídica y sanitaria. La propuesta del Gobierno obliga, condena a las mujeres que quieran interrumpir su embarazo a hacerlo en la clandestinidad, en condiciones insalubres, con prácticas inadecuadas y en peligro de muerte. ¿A qué nos recuerda esto, señorías? Evidentemente a otros tiempos.

Finalizo, señor presidente. No podemos ni queremos perder ninguna de las libertades alcanzadas, y el hecho de que una sola de ellas esté en peligro pone en peligro todas las demás, por eso no estamos dispuestos a que el Partido Popular derogue una ley adecuada para imponernos una ley que nos niega el derecho a la libertad de decidir.
Muchas gracias, señor presidente. (Aplausos).

– Jordà i Roura, Teresa (GMx)

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La señora JORDÀ I ROURA: Gracias, señor presidente.
Ni Gallardón ni Rouco van a decidir por mí. Ninguna persona, y aún menos los hombres, tiene derecho a hacerlo. Nadie tiene el derecho de decidir sobre nuestro cuerpo, sobre nuestra vida y sobre nuestro futuro. Insisto, no van a decidir por nosotras. El problema es que con la ley del aborto nos condenan a abortar en la inseguridad de la clandestinidad, poniendo en peligro nuestras propias vidas. Entre 200 y 400 mujeres murieron en el año 1976 por culpa de abortos clandestinos en España, según datos del Tribunal Supremo. Esta, señorías, es su moralidad, y ante ella, nuestra más absoluta repugnancia. Me avergüenza que en el siglo XXI alguien pretenda obligar a una mujer a tener un hijo que no quiere. ¡Qué tristeza tener un hijo no deseado! ¿Se dan cuenta ustedes de la barbaridad? Ustedes sí que deberían ir a la cárcel por intentar obligar a las mujeres a tener hijos no deseados.

Si Gallardón o Rouco consideran que el aborto es pecado, que no aborten, pero dejen a las mujeres creyentes o ateas que decidan sobre su cuerpo, porque ni ustedes se creen que un feto de dos meses es una criatura. Les voy a decir una cosa, si verdaderamente lo creyeran, no habrían esperado dos años de legislatura para hacer esta ley; unos 200.000 abortos después de llegar al poder. Pero, ¿qué se creen, señorías, que a las mujeres les gusta abortar? ¿No se dan cuenta de la difícil decisión que supone para la gran mayoría, como para encima tener que aguantar a retrógrados fascistas que las señalen por la calle, que las demonicen y que las insulten? La Santa Inquisición, como ya no puede quemarlas en la hoguera, pretende meterlas ahora en la cárcel. El ministro integrista que ha impulsado esta ley se encuentra entre el 20 % más retrógrado del Estado. El 78 % de los españoles, prácticamente 8 de cada 10, están en desacuerdo con el restrictivo proyecto de ley.
Acabo. Con esta ley han conseguido arrastrarnos a la década de los setenta y a ser de nuevo la vergüenza de Europa. Si incluso The Times, uno de los periódicos más conservadores del Reino Unido, define esta ley como un abuso de poder y titula: España propone restricciones al aborto que dañan la salud y la familia de las mujeres. Si molestan incluso, señorías, a la ultra Marine Le Pen. Han conseguido, en definitiva, ser la derecha de la extrema derecha. Si verdaderamente, señorías del Partido Popular, quieren defender la familia…

– Enbeita Maguregi, Onintza (GMx)

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La señora ENBEITA MAGUREGI: Señorías, estamos teniendo hoy un debate que ya no debería existir porque ningún ministro ni nadie debería jamás proponerse interceder en el derecho a decidir sobre el cuerpo de cualquier mujer. Años de lucha ha costado llegar a la legislación actual, que no es perfecta pero ahí está, y lejos de avanzar nos quieren llevar décadas hacia atrás en un túnel del tiempo…
(Rumores).
El señor PRESIDENTE: Perdón, señora diputada.Ruego silencio para que se oiga a la señora diputada.

La señora ENBEITA MAGUREGI: Gracias, señor presidente.

Es muy interesante esto de que se quiera votar personalmente y el voto secreto pero no nos engañemos. La reforma del aborto iba en el programa electoral del Partido Popular y, cínicamente, es el único punto que ustedes se han propuesto cumplir. Ustedes lo han privatizado absolutamente todo, pero llegan al cuerpo de las mujeres y lo convierten en cuestión de Estado. ¿Cómo explicarían ustedes lo que es un cuerpo sobre el cual pretenden decidir ministros de Justicia, curas o frailes católicos? Señorías, esto que ven aquí, que va de mi moño a mis pies, esto redondito, me pertenece solo a mí y cada decisión que a ello concierne la tomo yo. No quiero que me hablen de moral, porque este Gobierno acabará posibilitando que el violador que viole a una mujer salga antes de la cárcel que el médico que la ayuda a solucionar las consecuencias de esa violación. Tampoco me digan que defienden la vida, porque también es quitar la vida eliminar los derechos sociales y las ayudas a la dependencia e imposibilitar que las personas con diversidad funcional puedan tener una vida autónoma. Las mujeres que abortan lo hacen con responsabilidad, después de haber reflexionado sobre su futuro y el futuro de ese hijo que llevan dentro.
Señorías, con esto acabo. El Partido Popular pretende plantear que la Seguridad Social no garantice que una mujer soltera o una pareja de lesbianas puedan acceder a ser madres, sin embargo quieren obligar a toda hija de Dios a que tenga un hijo sin que lo quiera. Señorías, las mujeres no somos incubadoras, no tenemos la maternidad en los genes, las mujeres tenemos derecho a decidir. Señorías, en una frase: en mi coño y en mi moño mando yo y solamente yo.

– Agirretxea Urresti, Joseba Andoni (GV (EAJ-PNV))

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El señor AGIRRETXEA URRESTI: Gracias, señor presidente.
Volvemos a tratar el tema del aborto en esta legislatura y el de su posible reforma por tercera vez en esta Cámara y hoy mismo, basándonos en un anteproyecto que lo único que ha generado es inquietud, zozobra e inseguridad. Son siete las razones por las que el Partido Nacionalista Vasco no apoya la reforma que pretende el Gobierno y por las que en un principio vamos a apoyar la proposición no de ley del Grupo Socialista. El PNV considera que no hacía falta volver a algo que se resolvió en la legislatura anterior; teníamos una ley injusta previamente y engañosa, y se consiguió una ley que dotaba de seguridad jurídica y sanitaria, dos conceptos muy importantes a la hora de tratar el tema que estamos hablando, seguridad jurídica y sanitaria, no libre albedrío ni caprichos. En segundo lugar, la reforma que el Partido Popular pretende abordar se basa en una falta de consenso, tanto en cuanto a la necesidad de reformar la ley actual como en conceptos reformables. Independientemente de la opinión que cada uno de nosotros podamos tener sobre el aborto o sobre su ejercicio, no se puede negar que la reforma del año 2010 contaba con el mayor de los consensos posibles y daba seguridad jurídica y médica a las mujeres que se encontraban ante esta complicada tesitura. Sin embargo, la propuesta del Ministerio de Justicia que también es una cuestión a tratar porque el Partido Popular lo ha judicializado. ¿Por qué lo ha traído por mano del ministro de Justicia en vez de hacerlo a través de la ministra de Sanidad e Igualdad que hubiera sido mucho más lógico? A la espera de conocer las modificaciones que se pudieran dar tras los informes de los órganos preceptivos y su llegada al Congreso de los Diputados como proyecto de ley, carece de consensos y el Gobierno español no ha mostrado el más mínimo interés por el diálogo, al menos con el Grupo Vasco, no sé si con otros grupos. Así, pues, eso que dice el ministro de que van a consensuar, lo estamos esperando, porque quizá podríamos escuchar, quizá podríamos plantear, pero nadie se ha acercado, lo cual quiere decir que no quieren tener ustedes ningún cambio, ningún consenso.
En tercer lugar, el Gobierno español con esta propuesta normativa obvia un problema con una ley que lo único que hace es abrir una enorme brecha de desigualdad entre las mujeres. No consideramos que esta reforma sea necesaria y, en caso de querer abordarla, debería hacerse con un afán de mejorar la actual legislación, algo que en este caso, visto el anteproyecto, no se da. El PNV siempre va a considerar el aborto como el resultado de un fracaso, pero ante la realidad de que se producen interrupciones del embarazo, estas deben darse con seguridad médica y jurídica. No deja de haber abortos por el mero hecho de que el Gobierno no quiera que los haya, por lo que no querer ver esta realidad es ponerse una venda en los ojos. Como no quiero que haya abortos, voy a hacer este tipo de legislación. Esa no es la solución, señores del Grupo Popular. Mi grupo sigue manteniéndose firme en sus principios y sigue manteniendo los mismos criterios que mantuvo cuando trabajó para que la ley actual se aprobara, porque la anterior, en relación con la cual tanto apeló el señor ministro a la memoria de Felipe González o de
Aznar, era defectuosa, injusta y totalmente insegura. Tenía un inmenso boquete en las paredes maestras de la propia ley, pues más del 85 % de las mujeres que abortaban lo hacían alegando motivos psicológicos, lo cual demuestra que aquella ley no fue capaz de reducir el número de abortos, que es de lo que se trata, tal como comentó y defendió el consejero de Sanidad del Gobierno vasco el viernes pasado en el Parlamento vasco. Con la ley actual vigente se producen menos abortos; son datos estadísticos. En el debate de totalidad de 2010 defendíamos en esta misma tribuna que el PNV consideraba que el aborto era el resultado de un fracaso, pero asimismo defendíamos la necesidad de una ley que permitiera regular el aborto, con garantías jurídicas y sanitarias, que integrara la objeción de conciencia médica y que atacase las causas desde su origen, evitando embarazos no deseados, porque, como decíamos entonces, un embarazo puede ser lo más hermoso y maravilloso del mundo si es deseado, pero puede ser un infierno si no lo es. En cuarto lugar, no estamos de acuerdo con que la única responsabilidad recaiga en los profesionales sanitarios. Ellos llevan a cabo una función sanitaria y no son jueces ni policías. Asimismo, queremos mostrar nuestro desacuerdo con el principio defendido por el ministro Gallardón, con el que asegura que esta reforma protege a las mujeres al despenalizarlas. Eso es una falacia. Hace unos meses —acabo— debatíamos otra moción de esta misma índole y repetíamos —lo vamos a hacer hasta la saciedad— que no podemos volver a posiciones ya superadas, consensuadas y homologadas en el resto de Europa occidental con el resto de los países que nos igualan.

Por último, quiero decir que aunque no tenemos el texto, sino su anteproyecto, los argumentos, que aunque no comparto puedo respetar, que esgrime el ministro también caen en una incoherencia; porque no es justa su propuesta, pues se basa en la causalidad, por la excepcionalidad, porque defiende cuestiones que pueden ser…
El señor PRESIDENTE: Señor diputado, tiene usted que acabar.
El señor AGIRRETXEA URRESTI: Acabo.
… caprichosas en base a la causalidad.
Por lo tanto, y para acabar, el Grupo Parlamentario Vasco anuncia su voto favorable a la proposición no de ley del Grupo Socialista que se ha debatido esta tarde, y solicita la retirada del anteproyecto de ley que reforma la vigente ley del aborto.
Muchas gracias, señor presidente.

– Martínez Gorriarán, Carlos (GUPyD)

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El señor MARTÍNEZ GORRIARÁN: Gracias, señor presidente.
Nuestro grupo va a votar a favor de esta petición de retirada de este anteproyecto de ley por razones que voy a explicar ahora, aunque también le quiero decir a la señora Valenciano que nosotros consideramos que es una cuestión que afecta a hombres y mujeres, no solo a mujeres. Los derechos de las mujeres son asunto que concierne a toda la sociedad y a todos los que estamos aquí, no solo a las mujeres por supuesto; como no lo sería tampoco si fuera una cuestión que atañera solo a los hombres.

Respecto al fondo del debate, que creo que es lo que importa, la verdad es que seguramente este debate tendría una forma distinta si siguiéramos una máxima moral de Immanuel Kant que viene muy bien al caso, que dice que es muy importante tratar a los demás como fines en sí mismos y no como medios para nuestros objetivos. Si tratamos a las mujeres embarazadas que se enfrentan al dilema de interrumpir su embarazo como medios a favor de nuestro objetivo político, lo que estamos haciendo es pervertir no solamente la legislación democrática, sino también la ética en la que pretende inspirarse.

Esta es una cuestión que hay que abordar, porque ¿de qué se trata a la hora de hacer una ley del aborto? Mejorar cambiar una que existe. Desde nuestro punto de vista, entrar en un debate sobre la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo vigente solo puede tener dos objetivos: uno, mejorar la seguridad jurídica de la propia ley y, dos, aumentar la libertad, en este caso, de las mujeres embarazadas que quieran o no interrumpir su embarazo y, sin embargo, este no es el objetivo del anteproyecto de ley que nos ha presentado el Gobierno.

Hay que decir —esto es muy lamentable— que es un proyecto de ley que trata a las mujeres como sujetos menores de edad que no tienen capacidad de decidir por sí mismas y que deben ser tuteladas por terceros, por expertos, lo cual es ya un punto, un arranque completamente inaceptable para este anteproyecto de ley. Pero incluso se da la paradoja en este anteproyecto de que si la mujer finalmente no respetara lo que la legislación establece, ni siquiera se le consideraría responsable. Es un tratamiento que, pretendiendo ser benévolo, no es otra cosa que paternalista y desde luego introduce una desigualdad inaceptable para nuestro grupo desde el punto de vista ético-político de las mujeres respecto a los hombres, es decir, una relación de inferioridad.

En una sociedad plural como es la nuestra, existen diferentes éticas rivales. Éticas rivales significan que son éticas aceptables dentro de la democracia pero que no están de acuerdo en cuestiones como esta que nos afecta y, sin embargo, ustedes han tirado por la vía que es la única que choca frontalmente con la democracia y el pluralismo, es decir, pretenden que una ley del Estado adopte una moral particular como la moral pública que debe gobernar las decisiones personales de las personas. En este caso, estamos hablando ¿de qué? De interrupciones voluntarias del embarazo. Es decir, hablamos de millones de casos diferentes, distintos, personales que ninguna ley nunca va a poder reducir a una cuestión elemental. Lo único que la ley puede hacer ante esta situación es despenalizar la decisión que tomen de acuerdo con determinadas condiciones. Nuestro grupo —lo hemos explicado en varias ocasiones y este es el momento también de hacerlo— propone precisamente una ley de plazos pura, es decir, una ley que establezca un periodo de tiempo de catorce semanas o algo superior para que las mujeres puedan decidir por sus propias razones y bajo su propia responsabilidad si interrumpen o no su embarazo, sin tutela del Gobierno ni de ninguna Administración ni de expertos impuestos —esto es lo fundamental desde nuestro punto de vista—, y que además contemple la posibilidad de que haya razones médicas para que después de este plazo pueda haber situaciones especiales también en interrupción voluntaria. Esto sería lo esencial. Esto es en nuestra opinión lo único de acuerdo con una sociedad plural y pluralista, porque todo lo demás —poner supuestos, condicionar los plazos, tutelar mediante criterios supuestamente clínicos o científicos lo que las mujeres pueden hacer— introduce, como digo, la inferioridad jurídica de las mujeres, lo cual es inaceptable, e introduce además la pretensión, igualmente inaceptable, de que es el Estado el que adopta una moral particular privada como moral pública obligatoria para todo el mundo, y eso no se puede de ninguna manera ni consentir ni tolerar.

La única manera de hacer frente a esta cuestión es desde un punto de vista estrictamente laico, que no significa que vaya contra ninguna moral tradicional ni contra las convicciones de nadie, sino que precisamente prescinda de todo lo que tiene que ver con creencias morales, religiosas o de otro tipo en una legislación que lo que tiene que hacer es legislar para todo el mundo. De ninguna manera es tolerable esta idea que está constantemente en el fondo de este anteproyecto de que se legisla para un sector concreto con una moral concreta que —se presupone por razones puramente arbitrarias, que ustedes sabrán cuáles son pero a los demás no nos interesan— tiene que ser la guía moral del resto de la sociedad. Eso es fundamentalismo o totalitarismo o intervencionismo. Yo prefiero creer que sencillamente es un desliz intervencionista y que ustedes mismos harán lo que esperamos todos que hagan: guardar en algún cajón ese anteproyecto de ley para que no se acabe tramitando por completo en este Parlamento. ¿Por qué? Porque este Parlamento no puede tramitar leyes ni aprobarlas sin cometer un fallo de principios en lo que son sus fines, que pretendan imponer una moral privada al conjunto de la sociedad, por respetable que a ustedes les parezca. Por eso, como digo, apoyamos la propuesta de retirada. No quiero concluir mi intervención sin hacer un comentario que me parece obligado sobre el hecho de que a propuesta del Grupo Socialista tengamos que votar en urna una cuestión como esta. Nos parece un fraude. Los votantes, los ciudadanos, tienen derecho a saber qué es lo que votamos cada uno de nosotros.

No es una cuestión de conciencia, es una cuestión política, qué es lo que pensamos respecto de este anteproyecto de ley, si apoyamos o no su retirada. Exactamente igual que si se llegara a tramitar tendrían que saber qué enmiendas votamos, en qué condiciones y cómo votamos el conjunto de la ley. La verdad es que es un día bastante triste para aquellos que confunden la ética con la política y al final la política con cualquier otra cosa.
Muchas gracias. (Aplausos).

De las Heras Ladera, Ascensión (GIP)

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La señora DE LAS HERAS LADERA: Gracias, presidente.
Señoras y señores diputados, en primer lugar, quiero señalar el voto favorable de La Izquierda Plural a esta iniciativa del Grupo Socialista, que coincide con la ofensiva parlamentaria que inició mi grupo el pasado 22 de enero, a través de una interpelación urgente al ministro de Justicia y que precisamente tiene su correlato con el debate de la moción que haremos mañana, en la que también exigimos la retirada inmediata del aberrante anteproyecto de ley de protección del concebido y de los derechos de la mujer embarazada. También hemos registrado una proposición no de ley en la que instamos al Gobierno a parar este descomunal despropósito con el que se pretende eliminar el derecho de las mujeres a decidir si quieren o no ser madres. Un anteproyecto basado en el derecho canónico, que huele a incienso y naftalina y que ha visto un multitudinario rechazo en las calles de nuestro país y fuera de nuestras fronteras, el rechazo de los movimientos y las asociaciones feministas, de los profesionales de la saludad, del Parlamento Europeo e incluso de muchas y de muchos representantes del Partido Popular; un rechazo que compartimos y que nos obliga, a pesar de que hoy no consigamos pararla, a seguir dando la batalla democrática a todos los niveles y en todos los ámbitos en que podamos, poniendo para ello todas nuestras energías y nuestro firme compromiso. Porque hoy, señoras y señores diputados, hoy, lo que está en juego aquí es la libertad de las mujeres de nuestro país, mujeres a las que se quiere recortar sus derechos fundamentales a decidir sobre su cuerpo, sobre su maternidad y sobre su propia sexualidad. Porque es precisamente esto, la libertad y el derecho de las mujeres en España lo que se está cuestionando hoy, mujeres que son capaces de decidir por sí solas qué es lo mejor para ellas, sin el tutelaje de nadie, mujeres a las que se pretende imponer una ley que quiere regular lo irregulable, que quiere legislar sobre algo que no es posible legislar, sobre nuestro cuerpo y sobre nuestra conciencia.

Nosotras, ya incluso antes de ponerse en marcha la Ley de 2010 de salud sexual y reproductiva e interrupción voluntaria del embarazo, pedíamos políticas de educación afectivo-sexual y de prevención de embarazos no deseados; pedíamos que el aborto voluntario se regulara mediante ley y dejase de estar tipificado como delito en el Código Penal; pedíamos que se pudiera practicar en toda la red de la sanidad pública, garantizando la equidad territorial, así como que se regularizara la objeción de conciencia en la sanidad pública. Con la ley de 2010 avanzamos, es cierto, pero todavía nos queda mucho camino como para volver a los tiempos pasados de la ruda y del perejil, mucho camino para que el aborto sea ahora clandestino y para que haya mujeres que pongan en riesgo su vida porque no puedan pagarse en el extranjero un aborto legal y seguro. El derecho a decidir de las mujeres sobre su maternidad no se puede enmarcar en un debate ajeno a la libre decisión de las mujeres. Es un derecho fundamental y como tal no puede ser objeto de intercambio con los estamentos religiosos y sociales más reaccionarios. Por eso entendemos como algo irrenunciable el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, porque entra dentro de la libre decisión de las mujeres sin interferencias, sin condicionantes, sin tutelas y sin penalizaciones. Sí, nosotras vamos a
defender y defenderemos una ley que garantice la salud sexual y reproductiva y la interrupción voluntaria del embarazo, que contemple como mínimo la prevención contra los embarazos no deseados, una educación sexual que recorra todos los estadios educativos, la coeducación real y efectiva y la transmisión de valores de igualdad entre mujeres y hombres. Esto es lo que nos queda. Tenemos que avanzar y resulta que ahora
nos encontramos con esta propuesta que deroga lo conseguido con la Ley de 2010 y que reforma de manera restrictiva una ley derogada de 1985. Esto es un insulto a las mujeres, al Estado laico y a la democracia.No voy a entrar sobre si esta reforma estaba o no dentro del programa electoral del Partido Popular, porque tengo muy claro que así no figuraba, ya que el único párrafo en el que ustedes…
El señor PRESIDENTE: Señora diputada, tiene que terminar.
La señora DE LAS HERAS LADERA: Termino.
… hablaban de este tema lo hacían con tal imprecisión que hubiera cabido cualquier cosa, y porque es vergonzoso que sea precisamente esto lo único que quieran cumplir de su programa electoral cuando no hay ninguna demanda social que se lo pida.
Señoras y señores del Partido Popular, su mayoría absoluta no significa absolutismo. El hecho de que su partido fuera votado por el 44 % de ciudadanos y ciudadanas no le da derecho a pisotear y pasar por encima de…
El señor PRESIDENTE: Señora diputada, tiene usted que acabar irremediablemente.
La señora DE LAS HERAS LADERA: Hay muchas personas que no le han dado su confianza y otras que sí, pero ustedes gobiernan para todos los ciudadanos y ciudadanas de este país. Y cuando están en juego los derechos fundamentales de las mujeres, no caben acuerdos y consensos, señores del Partido Popular, cabe cumplirlos con leyes que los preserven y que los protejan. Los derechos humanos no se negocian, se protegen y se preservan. Por lo tanto, guarden en el cajón, del que nunca tenían que haberlo sacado, este anteproyecto de ley y aprovechen la oportunidad de hoy para retirarlo.
Gracias. (Aplausos).

– Surroca i Comas, Montserrat (GC-CiU)

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La señora SURROCA I COMAS: Gracias, señor presidente.
Señorías, saben que en cuestiones de conciencia como la que tratamos ahora, la referente a la interrupción voluntaria del embarazo, nuestro grupo parlamentario tiene libertad de voto, por lo que esta portavoz va a fijar posición en nombre de los seis diputados de Unió Democrática de Catalunya. Más allá de la cuestión que hoy está siendo objeto de protagonismo tal cual es, la votación en urna de este punto del orden del día, los diputados de Unió Democrática de Catalunya, desde un planteamiento de coherencia y rigor, vamos a posicionarnos ante esta petición de retirada del anteproyecto de ley de reforma de la legislación vigente sobre el aborto desde ese rigor que digo y desde esa coherencia. Anuncio que los diputados de Unió no vamos a apoyar esta proposición no de ley del Grupo Socialista (Aplausos), y lo haremos por los siguientes motivos. —No hace falta que me aplaudan porque voy a explicar ahora los motivos por los cuales no la apoyamos y probablemente no coincidiremos—. En primer lugar, porque se pide la retirada de un informe de un anteproyecto y Unió Democràtica de Catalunya, como criterio general, nunca se opone a la tramitación de un proyecto de ley y menos aún a la tramitación de un informe de anteproyecto que todavía tiene que pasar una serie de procesos consultivos como los correspondientes dictámenes, informes del Consejo General del Poder Judicial, del Consejo de Estado u otros organismos, después de los cuales, como bien saben ustedes, el Gobierno aún puede introducir múltiples cambios en el texto inicial.

Nosotros pensamos que todo Gobierno tiene derecho a presentar una iniciativa legislativa, nos guste o no nos guste; igual que los grupos parlamentarios también tenemos derecho a presentar las oportunas iniciativas en esta Cámara. Estas son las reglas del juego democrático e independientemente de nuestra posición, si esta coincide o no con el informe de anteproyecto, con el proyecto legislativo o cualquier otra iniciativa que se presente, de entrada debe respetarse la voluntad del Gobierno de presentar las iniciativas
que considere y después, durante la tramitación parlamentaria, ya tendremos ocasión de fijar nuestra posición sobre el fondo del asunto de que se trate. Por lo tanto, los diputados de Unió Democràtica de Catalunya por coherencia con este principio general, que ahora no entendemos que tenga que modificarse, seguiremos ese criterio. Además Unió no ha tomado aún una decisión sobre el fondo de esta reforma.

Insisto, no hay ni siquiera anteproyecto, no hay ley, no hay reforma, por lo tanto, esto supone adelantarnos a algo que aún no existe. Hoy nuestro voto no define la posición de Unió Democràtica de Catalunya ante una futura reforma de la ley del aborto; no nos confundamos, señorías. Estamos hablando de retirar o no una reforma que a día de hoy no existe. Por otra parte tenemos que recordar que en la anterior legislatura Unió Democràtica de Catalunya presentó una enmienda a la totalidad a la actual ley, por lo tanto la compartimos y queremos una modificación. Ahora bien, nosotros aún no nos hemos pronunciado —insisto— respecto a una posible reforma que aún no existe, que está en fase de informes y que aún puede ser muy modificada.

Lamentamos profundamente que en una cuestión tan compleja, sensible, importante, delicada como esta, que tiene que ver con el derecho a la vida, a la dignidad de las mujeres, tanto el Partido Popular como el Partido Socialista hagan política partidista para desviar la atención sobre determinados temas que en estos momentos pesan sobre la opinión pública ante posibles elecciones.

El señor PRESIDENTE: Señora diputada, tiene que terminar.
La señora SURROCA I COMAS: Voy terminando. Gracias, señor presidente.
Estamos ante una cortina de humo y lamentamos que se utilice un tema tan importante como es este desde un punto de vista totalmente partidista. Nosotros, como decía, nos opusimos a la actual ley y prestamos especial atención a la necesidad de impulsar políticas preventivas, educativas, informativas.

Estamos ante cuestiones transversales que nos implican a todos; estamos ante cuestiones que no son solamente ideológicas. Estamos hablando de algo que va más allá de la ley; estamos hablando de muchas otras cuestiones que nos implican y por tanto, desde Unió Democràtica de Catalunya y los diputados en nombre de los cuales hablo hoy, votaremos en contra de esta proposición no de ley del Grupo Socialista.
Muchas gracias, señor presidente

– Ciuró i Buldó, Lourdes (GC-CiU)

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La señora CIURÓ I BULDÓ: Muchas gracias, señor presidente.
Señorías, subo a la tribuna para manifestar y para explicar cuál es el posicionamiento general de Convergència Democràtica de Catalunya, porque quiero poner en valor y dejar bien claro, como todos ustedes saben, que nuestro partido político en estas cuestiones, cuestiones de gran dimensión moral, de conciencia, de ética da libertad de voto a sus diputados y diputadas para que se puedan expresar según mejor se sientan representados con la emisión de su voto. Por tanto, vaya por delante que Convergència Democràtica de Catalunya no votará probablemente en la misma dirección que todo el grupo, si bien sí que hemos alcanzado algunas posiciones básicas en común, que resultan de la proposición presentada por el Grupo Socialista derivada de la iniciativa parlamentaria del grupo de la mayoría.

Les tengo que decir que para Convergència Democràtica de Catalunya se nos antoja un anteproyecto o una reforma como mínimo innecesaria y, si me permiten, presentada con torpeza porque han tenido la virtud de que se pronuncien en contra de lo que han presentado ustedes mismos desde representantes de sus juventudes a presidentes de comunidades autónomas, a delegadas del Gobierno, con lo cual torpeza por parte del Gobierno en su presentación y además innecesariedad. Innecesariedad significa que no es necesario y cuando algo no es necesario es que sobra, es que es algo que no toca, es que no ha habido por el momento ninguna conflictividad social antes de que ustedes anunciaran la presentación de esta reforma.

Señorías, más que los modelos legales, son las cuestiones demográficas y las circunstancias económicas y sociales de un país las que juegan un papel clave en la evolución de las interrupciones voluntarias del embarazo. La ley de 2010 ha supuesto un descenso en estas interrupciones voluntarias del embarazo y esto es algo que todos los grupos deseamos y es algo de lo que todos nos deberíamos alegrar. En 2012 ha habido un 5 % menos de interrupciones voluntarias del embarazo de las que había habido en años anteriores por diferentes motivos, pero básicamente porque hay una mejor información para el acceso a métodos anticonceptivos y una normalización de la prestación sanitaria. Es más, se tiende a interrumpir voluntariamente embarazos cada vez más incipientes, con lo cual en la mayoría de las veces no se agotan los plazos fijados y, por tanto, podríamos concluir que se está en el buen camino. Todos queremos que siga así, que sigan bajando y que sigan disminuyendo. Más que cambios legales, reforcemos la formación en prevención. Más que cambios legales, reforcemos la información para que sea adecuada, para que sea completa, para que sea entendible y objetiva. La información es el mayor bien para adecuar conductas al fin que se persigue.
Por tanto, señorías del Partido Popular, no nos cuenten milongas sobre cumplimiento de compromisos electorales. He subido a esta tribuna anteriormente precisamente para reclamarles que cumpliesen algunos de los puntos de su programa electoral. Es una lástima que tenga que ser este punto la excepción que confirma la regla de sus reiterados incumplimientos. También nos suena a milonga el hecho de que apelen a un consenso que, según ustedes, tenía la ley de 1985, pero que, a la vista de lo que se nos ha presentado, ni respetan ese consenso existente. Por tanto, ni el cumplimiento electoral sirve como argumento ni tampoco recuperación del consenso. Señorías, no hagan bueno lo que decía Groucho Marx: que no sirva la política para buscar un problema, encontrarlo, hacer un diagnóstico erróneo y aplicarle el remedio inadecuado.
Muchas gracias. (Aplausos).

 – Torrado de Castro, Marta (GP)

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La señora TORRADO DE CASTRO: Gracias, señor presidente.
Señorías, este anteproyecto todavía no ha llegado a las Cortes, ha iniciado ahora su proceso de tramitación en los distintos órganos consultivos como el Consejo de Estado, Consejo General del Poder Judicial, Comité de Bioética, Colegio de Médicos, Colegio de Enfermería, Organización Médica Colegial, Consejo Nacional de Discapacidad, asociaciones de mujeres y comunidades autónomas. Por tanto, es susceptible de debate, de mejora, de nuevas aportaciones y de diversos enfoques. Desde el Grupo Parlamentario Popular estamos dispuestos a dialogar con usted y con todos los grupos parlamentarios, y sería bueno llegar a algún tipo de acuerdo, de entendimiento para evitar, como se ha hecho en otras ocasiones, que se rompa unilateralmente el consenso.

Al ser un anteproyecto, el Gobierno lo está tramitando como otros anteproyectos de ley, es decir, se inicia en el Consejo de Ministros y se remite a los órganos consultivos, y una vez que se incorporan sus informes, llegará aquí, a las Cortes Generales, para dialogar, debatir y analizar posiciones y sugerencias.

Porque este Gobierno está haciendo bien su trabajo, como corresponde, y a ustedes y a nosotros nos corresponderá cuando llegue a esta Cámara, como tiene que ser. Con su solicitud de retirada de anteproyecto, ¿no querrán quitar al Gobierno su iniciativa legislativa, verdad?, ¿no querrán que no se cumplan los procedimientos parlamentarios? Porque cuando aprobaron la anterior reforma no estaba en su programa, la llevaron a escondidas de su propio electorado y ningún ministro vino a comparecer a Congreso. (Aplausos). ¿Quieren que les recuerde cuándo vino aquí la señora Aído a despachar las comparecencias que tenían pendientes? Cuando la ley ya estaba aprobada y publicada en el BOE.

Todavía no estamos en el trámite parlamentario; ahora estamos en una cuestión de procedimiento político y de iniciativa del Gobierno, pero ustedes actúan con un método que ya vamos conociendo en su forma de hacer política. Piden la retirada de todas las leyes que propone el Gobierno y anuncian su derogación, antes incluso de que hayan llegado al Parlamento y en algunas ocasiones antes incluso de que sean anteproyecto.

Ese método de oposición por derogación les sirve para todo, para la reforma laboral, para la reforma de las pensiones que, por cierto, ustedes congelaron, para la reforma de la educación, etcétera; en definitiva, para cualquier reforma. Todo lo que no sea hacer lo que el PSOE dice, hay que derogarlo, y con esta actitud no quieren que llegue aquí, al Parlamento, para debatirlo, que es lo democrático. ¿Qué pretenden? ¿Qué buscan con ello? ¿Dónde queda la tolerancia, el diálogo, el debate? ¿Dónde queda la democracia? Señorías, los tiempos del «porque lo digo yo» ya pasaron, afortunadamente (Rumores.—Aplausos), y este Gobierno ha presentado un anteproyecto, lo que implica un debate, unas aportaciones, una escucha. ¿Saben lo que es eso? Porque en su PNL instan a retirar inmediatamente y no continuar la tramitación del anteproyecto y se quedan tan tranquilos, por no decir tan anchos. Es la suya una forma muy particular de ejercer la democracia, muy del PSOE, con ese convencimiento que tienen de estar siempre en posesión de la verdad absoluta. Ahora dicen que hablan en nombre de todas las mujeres. Pues eso no es así, hay muchas mujeres que no pensamos como ustedes, mujeres que no somos ni menos modernas ni menos formadas que ustedes (Aplausos), mujeres que hemos superado ese feminismo rancio que algunas no pueden quitarse de encima (Rumores), dejando ver una animadversión casi patológica hacia los hombres. No vayan por ahí, los tiempos han cambiado, hay que subir esa autoestima y eliminar complejos. (Aplausos.—Rumores). Debemos mucho a todas aquellas heroínas que lucharon por reivindicar el papel de la mujer en nuestra sociedad, pero ustedes no son heroínas, y desde luego no lo serán si siguen con esa actitud. Evolucionen, sean consecuentes, no echen a perder el esfuerzo de generaciones anteriores (Rumores), porque hemos avanzado mucho y vamos a seguir avanzando.

Este anteproyecto de ley es muestra de todo ello, porque por primera vez —y ha tenido que ser un Gobierno del Partido Popular—, tras dos leyes sobre el aborto, no se contempla la posibilidad de que una mujer vaya jamás a la cárcel. (Aplausos.—Rumores). Ha tenido que ser un Gobierno del Partido Popular el que acompañe a la mujer en un trance tan duro como es poner fin a un embarazo, el que no la deje sola y el que le facilite asesoramiento y alternativas; y mucho más, el que no permita que una niña de dieciséis años tome en absoluta soledad y sin el conocimiento de sus padres una decisión que podrá marcar toda su vida (Aplausos), la misma niña a la que no permitimos ir de excursión sin la autorización de los padres pero a la que sí damos carta blanca para poder abortar. Nosotros no nos vamos a dedicar a denigrar sus posturas, ni a insultar, ni a ridiculizar, como hacen ustedes con quienes no comparten sus ideas, porque solo desde el respeto se pueden alcanzar acuerdos. Con su intervención, que más bien parecía un mitin de despedida (Aplausos), hemos asistido a una forma de ejercer la oposición ajena a cualquier razonamiento y con una postura previa ya completamente cerrada. Ustedes creen que tienen el monopolio de decidir qué está bien y qué está mal, se creen que tienen una superioridad moral en determinados temas. Pues no, señorías, ustedes no tienen una superioridad moral (Aplausos), porque ustedes no quieren modificar este anteproyecto, no quieren reflexionar (Rumores), no quieren profundizar ni dialogar sobre él, ustedes solo quieren retirarlo, es decir, que no haya debate. ¿Por qué no quieren que haya debate? ¿Por qué no quieren conocer todos los informes que ha solicitado el Gobierno? (La señora López i Chamosa pronuncia palabras que no se perciben).
El señor PRESIDENTE: Señora López i Chamosa.
La señora TORRADO DE CASTRO: Señorías, podemos y debemos debatir cuando el anteproyecto llegue a la Cámara. Hagamos entonces un debate profundo, escuchémonos unos a otros. Con su actitud muestran ser intolerantes, porque este Gobierno ha optado por un anteproyecto de ley, un mecanismo que busca y que permite escuchar a todos, presentar enmiendas, mejoras y aportaciones que nos ayuden a dialogar y a alcanzar la solución que más satisfaga a todas las sensibilidades. Por eso, hoy, el Grupo Parlamentario Popular no puede doblegarse ante su imposición de retirar el anteproyecto, porque queremos trabajar, queremos escuchar y queremos debatir.
Muchas gracias. (Aplausos).

– VOTACIONES: DSCD-10-PL-174

Total presentes 340: sí 151 no 183 abstención 6. Queda rechazada.

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DIPUTACIÓN PERMANENTE

– Valenciano Martínez-Orozco, Elena (GS)

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La señora VALENCIANO MARTÍNEZ-OROZCO: Gracias, presidente.
Después de escucharle, parece evidente que hay bastantes motivos para que se abra este debate en  esta Diputación Permanente. Por todos esos motivos que usted mismo ha podido leer, intervengo en  nombre del Grupo Socialista. Espero que, a la vista de la cantidad de peticiones que hay y que se ha  decidido acumular, la Presidencia sea flexible en cuanto al tiempo de intervención del Grupo Socialista y  del resto de grupos.

En realidad, abordamos un asunto grave y que reúne todas las condiciones para ser debatido a la  mayor urgencia por esta Cámara. Estamos hablando, señorías, del titulado anteproyecto de ley de  protección de la vida del concebido, pero, llamando a las cosas por su nombre, de lo que hablamos es de  la intención del Gobierno de derogar una legislación sobre la interrupción voluntaria del embarazo que en  el año 2010 nos equiparó a la mayoría de los países europeos; una legislación que por fin reconoció a las  mujeres el derecho a decidir sobre su maternidad. Sí, así de sencillo: elegir, señorías. Y resulta penoso  tener que volver a defender ese derecho de las mujeres hoy aquí porque esa debería ser una conquista  que preservaran todos los Gobiernos, como sucede en los países de nuestro entorno con Gobiernos  conservadores. Todos los Gobiernos deberían preservarla, incluido el Gobierno de la derecha española.  Pero no, ustedes nos quieren llevar por un tenebroso túnel del tiempo más de tres décadas atrás en  nombre de convicciones particulares que pertenecen a una exigua minoría de la sociedad española. Esa  es la clave para que intenten imponernos este retroceso sin precedentes, porque este Gobierno ha  decidido dejarse arrastrar por su dura ala dura, la misma que se opuso en el año 1985 a la legislación  sobre la interrupción voluntaria del embarazo, la misma que se opuso en el año 2010 a esa legislación.

Todavía no sabemos si este anteproyecto de ley es un acto de conciliación del ministro Gallardón con esa  ala dura o es un acto de contrición del propio presidente del Gobierno. Lo que sí sabemos es que la  decisión está fuera del sentir mayoritario de la sociedad española y puede, incluso, que del sentir de una  parte del Partido Popular.

Señorías, es frecuente que las legislaciones que se ocupan de los derechos civiles y de los derechos  individuales queden obsoletas y deban adecuarse a su tiempo, lo que es realmente excepcional y  alarmante es que las leyes sobre derechos civiles den un enorme salto hacia atrás y que un buen día,  desde el Consejo de Ministros, se arrebaten derechos y el respeto conquistado por las mujeres y el  conjunto de la sociedad desde hace años. Estamos ante una reforma absolutamente impropia de nuestro  siglo, porque trata a las mujeres como personas incapaces, porque les arrebata una decisión que les corresponde. Lo saben muy bien todos ustedes, pero lo sabemos especialmente bien las mujeres que  hemos sufrido directamente la privación de esa capacidad de elegir. Dejar de ser libre cuando una lo ha  sido es casi insoportable, y las mujeres españolas somos muy sensibles al ruido de las cadenas. El  anteproyecto del Gobierno presenta a las mujeres, como digo, como seres que necesitan asesoramiento,  acompañamiento, informes, contrainformes, adoctrinamiento, y, además, es una carrera de obstáculos  para unas mujeres a las que se les resta completamente la capacidad de obrar. El resultado es que en  España será prácticamente imposible abortar legalmente. El 92 % de las mujeres que hoy abortan no  podrá hacerlo, tendrá que hacerlo de manera clandestina o fuera de nuestras fronteras; fuera de nuestras  fronteras las que tienen recursos económicos y de manera clandestina las que no los tienen. Y las  poquísimas mujeres que estén cubiertas por la ley, tras una terrible carrera de obstáculos, tendrán que  producir interrupción del embarazo de semanas, de muchas más semanas que las que se producen en  este momento con la actual ley. Por lo tanto, abortos mucho más gravosos para la salud de las mujeres,  más inseguridad, más hipocresía, falta total de respeto a la capacidad que tienen las mujeres para decidir,  falta de credibilidad para las mujeres españolas.

Ya que tengo la ocasión, voy a aprovechar para responder a alguna de las afirmaciones que suele  hacer la señora Moneo. La señora Moneo suele decir que estas leyes de aborto españolas que hemos  hecho en realidad son leyes de anticonceptivos, que las mujeres españolas usan y han usado el aborto  como un sistema anticonceptivo. (Una señora diputada: ¡Qué poca vergüenza!). Y yo le digo una cosa,  señora Moneo. En primer lugar, eso es falso porque, según los propios datos del Ministerio de Sanidad,  más del 70 % de las mujeres que abortan lo hacen por primera vez. Y, en segundo lugar, ¿a qué mujeres  conoce, señora Moneo, que usen el aborto como sistema anticonceptivo? Porque yo no conozco a ninguna  y es una falta de respeto total hacia las mujeres que tienen que abortar. (Aplausos).

Pero es que además es una reforma completamente innecesaria porque liquida de facto una legislación  reciente, tan solo del año 2010 que, por cierto, fue apoyada por seis grupos de esta Cámara; una ley que  no rompió ningún consenso y que fue aprobada por seis grupos de esta Cámara, obviamente no por  ustedes, porque jamás han apoyado una ley de avance para las mujeres en este país, nunca han apoyado  una ley que supongan un avance para los derechos de las mujeres. Bien, pues esa ley es la que ha  servido para dar respuesta a los problemas que se habían detectado en más de veinticinco años de vigencia de la anterior ley. Claro que la anterior ley presentaba problemas, algunos problemas que con el  tiempo se habían convertido en problemas graves y por eso nosotros modificamos esa ley. Pero con esa  ley ustedes se pasaron meses diciendo que haría que aumentara el número de abortos, y era mentira. El  número de abortos en España ha descendido con la legislación de 2010. Por eso esta es una ley  completamente innecesaria. Esa fue su amenaza y de nuevo es una amenaza fallida.

A propósito, el señor ministro de Justicia, y sin duda con la única intención de confundir a la gente, ha  afirmado que la ley de plazos del Partido Socialista rompió un consenso político que supuestamente se  había consolidado con la ley de 1985. Por eso les pregunto: ¿de qué consenso hablan?, ¿el de una ley  que fue votada en contra por ustedes y recurrida ante el Tribunal Constitucional por quienes entonces se  llamaban Alianza Popular?, ¿la misma derecha que también votó contra la ley de 2010? No hubo ni rastro  del consenso del que ustedes hablan, jamás han elaborado ustedes un consenso ni se han prestado a un  consenso a favor de la libertad sexual y reproductiva de las mujeres. La derecha española jamás ha  apoyado la libertad sexual y reproductiva de las mujeres. Y esta derecha, la de ahora, la del siglo XXI, tampoco; la misma de siempre. (Aplausos).

Lo que sí existe desde el año 2010 es un consenso abrumador favorable a la ley de plazos que las  mujeres ya habíamos pedido en el año 1985. ¿Saben ustedes por qué? La ley de 1985 no era la ley que  pedíamos la mayor parte de las mujeres progresistas; en 1985 nosotras ya queríamos una ley de plazos.  ¿Y tres décadas después y con una ley mucho más restrictiva pretenden convencernos de que son los  adalides del consenso y que ustedes están defendiendo el consenso que se inventan ahora del año 1985?  Señoras y señores del PP, salvo al señor Le Pen, ustedes no han convencido de momento a nadie.  Seguramente por eso han intentado que este anteproyecto pasara muy desapercibido, entre villancicos y  turrón. Pero no ha sido así, lamentablemente para ustedes hemos estado todas y todos atentos a lo que  pretendían hacer. Ustedes han abierto una fractura en la sociedad española, una fractura completamente  innecesaria. Probablemente hayan abierto una fractura en su propio partido político.

Señorías, hoy en España hay más de 2.200.000 niños y niñas bajo el umbral de la pobreza. Mientras  un solo niño o niña de este país sufra una realidad como esa, dejen ustedes de hablar de protección a la  maternidad, por favor. Porque ustedes son los mismos que en estos años han recortado 7.000 millones  de euros en educación y sanidad, han eliminado la atención a la dependencia, han eliminado el programa  de escuelas infantiles, han recortado las ayudas a las becas en libros, comedor y transporte. ¿Esa es su  idea de proteger la maternidad, de proteger a la familia? También son ustedes, por cierto, los que se  niegan a fomentar la educación sexual y la educación para la ciudadanía en las aulas; son siempre  ustedes, son siempre los mismos. Así que comparezcan ya, abran el debate en esta Cámara y, si no,  mucho mejor: retiren ese vergonzoso y radicalmente machista anteproyecto de ley que están presentando. Gracias. (Un señor diputado: ¡Bravo!—Aplausos)

– Iñarritu García, Jon (GMx)

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El señor IÑARRITU GARCÍA: Muchas gracias, señor presidente.
Desde Amaiur nos sumamos a la solicitud de comparecencias de los diferentes ministros ante esta  Cámara para explicar el anteproyecto de ley sobre el aborto de manera urgente teniendo en cuenta la  situación de alarma generada tras la presentación del anteproyecto en el Consejo de Ministros, un  anteproyecto que, de aprobarse, no solo significaría un paso atrás en derechos y libertades, sino que  situaría a España entre los Estados más reaccionarios del mundo en la materia. Además sería un ataque  frontal a la autonomía de las mujeres y al derecho a decidir sobre sus cuerpos y sus vidas.

Como todos ustedes saben y ha manifestado la propia OMS, y como ya recordó aquella ministra de  Sanidad francesa, Simone Veil, en la Asamblea francesa en el discurso de aprobación de la Ley del aborto en 1974, la legislación sobre la materia no afecta al número de abortos que se realizan en cada Estado,  sino que lo que varía es la forma en que se realizan: legales o ilegales. Por ello, la OMS avisó al Reino de  España de que, de modificar la legislación a peor, aumentaría la mortalidad materna. Estamos ante un  retroceso tal que solo puede ser entendido desde la influencia y el poder que tienen las asociaciones  religiosas más ultras dentro del partido del Gobierno. Por eso también sería necesario profundizar en el laicismo, para alejar de las instituciones a todas esas confesiones religiosas y sus obsesiones.
Esta contrarreforma supone por su contenido una vuelta al pasado en más de treinta años, echando  por tierra los avances conseguidos en materia de derechos sexuales y reproductivos por la lucha feminista  de las últimas décadas. La ya famosa frase de Gallardón diciendo que esta ley hará a las mujeres víctimas  y no culpables encierra un mensaje perverso que obliga a las mujeres a la obediencia. Serán otros los que  decidan cuándo se puede abortar o cuándo no. Tendrán que ser sometidas al criterio de varios profesionales  para que se les dé permiso. Se convierte a las mujeres en meros objetos de leyes y no se las considera  sujetas a derechos. Denigra, somete, insulta y violenta a todas las mujeres.
Como ya hemos señalado en varias ocasiones desde Amaiur, defendemos una legislación que  garantice el aborto gratuito para todas las mujeres, donde se asegure la libertad de las mujeres a decidir  sobre su propio cuerpo. Consideramos que el aborto es una cuestión vinculada a los derechos de las  mujeres y que como tal debería ser suficiente con la voluntad expresa de las mujeres para decidir si  quieren abortar. Por eso tanto Amaiur como la inmensa mayoría de la sociedad vasca solicitan que se  paralice cuanto antes esta reforma.
Muchas gracias, señor presidente.

– Tardà i Coma, Joan (GMx)

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El señor TARDÀ I COMA: Gracias, señor presidente.
Señorías, el señor Gallardón y el señor Rouco Varela arderán eternamente en el infierno (Risas).  porque, si abortar es matar, ¿cómo es que han esperado dos años? Si abortar es matar, creo que ustedes,  al día siguiente —repito, al día siguiente— de haberse constituido este Gobierno conservador —y digo al  día siguiente, al cabo de veinticuatro horas—, deberían haber presentado la ley de forma inmediata,  porque, teniendo en cuenta que cada día que pasa se aborta y se mata, es de presumir que ustedes  deberían tener la ley ya muy trabajada desde el mismo día que perdieron las elecciones en 2004. Pero no  lo han hecho porque ustedes tienen principios de quita y pon. De hecho, lo que han pretendido ha sido  encarcelar los derechos sexuales y reproductivos de la mujer. De hecho, ustedes están obsesionados con  encarcelar: van a encarcelar a los catalanes, van a encarcelar a las mujeres, van a encarcelar a los  obreros contestatarios, van a encarcelar a los jóvenes… De hecho, van a convertir este Estado en una  gran cárcel. Pero este va a ser su Waterloo o, ya que ustedes son muy españoles, su Trafalgar, porque  evidente que ustedes no van a poder con las mujeres, y no podrán ni con sus hijas ni con sus mujeres, que son personas muy conscientes de sus derechos. De manera que se van a comer con patatas esta ley  y serán los primeros que necesitarán darle el portazo al señor Rouco, y pronto al señor Gallardón, porque serán, repito, las mismas mujeres que votan al Partido Popular las que, empujadas por el conjunto de las mujeres, no van a aceptar que se encarcelen sus derechos.

Ustedes, que son tan inteligentes, que tienen tantos intelectuales, tantas fundaciones, tanta inteligencia  orgánica, ¿cómo son tan chapuceros a la hora de presentar una ley que está fuera de la historia? Habrá  resistencia, habrá solidaridad. Los que ya somos un poco mayores volveremos a vivir todos aquellos  trances que vivieron nuestras compañeras y muchos hombres solidarios con ellas hace treinta años.

Estábamos muy orgullosos de la ley que hicimos, quizá es la ley de la que en Esquerra Republicana  estamos más orgullosos de haber pactado con el Partido Socialista Obrero Español y con todas las fuerzas progresistas, y ahora ustedes, en el año 2014, en el siglo XXI, se descuelgan con esta ley.

Francamente creo que tarde o temprano, más temprano que tarde, van a renegar de ella empujados básicamente por sus propias mujeres, algunas de las cuales están presentes en esta sala.
Muchas gracias.

Fernández Davila, Mª Olaia (GMx)

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La señora FERNÁNDEZ DAVILA: Gracias, señor presidente.

Desde el Bloque Nacionalista Galego presentamos también esta petición de comparecencia a la vista  del anteproyecto aprobado por el Consejo de Ministros en relación con el aborto, y lo hicimos porque  nuestro grupo no puede estar más alarmado ante el nivel de involución que ese anteproyecto representa,  un nivel de involución que, de llevarse a cabo este proyecto de ley, representaría un hito histórico en la  vuelta atrás de derechos reconocidos, en este caso el derecho a las garantías sanitarias y jurídicas de las  mujeres que deciden interrumpir un embarazo. También hay algo tremendamente grave que se recoge en  el anteproyecto, que es la negación de las mujeres como sujetos responsables, dejando a los varones  como aquellos que tienen que responder por sus actos. Sinceramente, señorías, señor presidente, no  puede haber una ley o un anteproyecto de ley más reaccionario que este aprobado por el Consejo de  Ministros y presentado por el ministro de Justicia, tan reaccionario que no solamente desde la izquierda  estamos alporizados contra él, sino que desde la propia derecha se están haciendo manifestaciones que  solamente se pueden interpretar como que existe un escándalo social que protagoniza este Gobierno.

Señorías, la ley del año 2010, aunque no fue apoyada por el Partido Popular, fue una iniciativa del  Gobierno socialista sobre la que hubo un debate, previamente a que llegara aquí el anteproyecto, en la  Comisión de Igualdad, en la que participaron organizaciones sociales del Estado español, desde el mundo  jurídico, al sanitario, pasando por el dedicado al derecho de las mujeres, etcétera. Finalmente, salió una  ley aprobada con un consenso mayoritario y que ha sido mayoritariamente aceptada, según las encuestas que existen en la actualidad en relación con lo que allí se aprobó. Con esta ley se trataba de garantizar  esos derechos sanitarios y jurídicos, pero sobre todo ese aspecto de la prevención y, por lo tanto, de la  reducción de los abortos, y está claro, por los datos que en este momento está ofreciendo el Ministerio de  Sanidad, que es un logro porque esos datos indican que desde el año 2010 se redujeron los abortos en  más de un 5 %. Por lo tanto, no podemos entender que este Gobierno trate de modificar una ley que aún  no está desarrollada en su totalidad pero ya es un éxito en sí misma, y sobre todo en un aspecto ideológico  que solo abarca a una minoría minoritaria en el Estado español, fundamentalista y que se quiere imponer  a la mayoría social que representan todos los ciudadanos y ciudadanas del Estado español. No podemos  compartir ese anteproyecto y creemos que es imprescindible, necesario, que se debata en las Cortes
Generales del Estado antes de que el Gobierno pueda presentar el proyecto en las mismas, porque entendemos que no se pueden negar estos derechos a las mujeres y que además no se puede involucionar  en relación con cuestiones que costó tantísimo poder alcanzar. Señorías, recordemos que fuimos  felicitados por todos los Estados de la Unión Europea o por casi todos, menos dos o tres. Hoy mismo este  tema iba a ser objeto de debate en la Unión Europea y es un auténtico escándalo de involución. Es  incomprensible que se pueda hacer esto, señor presidente, no podemos volver a una legislación que deja a las mujeres al borde de la muerte y a los hijos de muchas mujeres que tienen la necesidad de abortar  en la orfandad. Eso es lo que había antes de esta ley y antes de la Ley de 1985, que es adonde involuciona  el anteproyecto aprobado por el Gobierno.
Gracias.

– García Álvarez, María Caridad (GIP)

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La señora GARCÍA ÁLVAREZ: Gracias, señor presidente.
Señorías, es evidente, y así debemos reconocerlo, que si de algo no adolece este Gobierno es de  ministros o ministras ingeniosos o ingeniosas en la elaboración de reformas y contrarreformas legislativas.

Todos los grupos contemplamos, no sin cierto asombro, la competición que se ha establecido entre ellos  en este menester y, como es lógico, de esta competición no se podía quedar fuera un ministro de tan alto  prestigio a la hora de establecer ránquines como don Alberto Ruiz-Gallardón. No podemos olvidar que el  Ayuntamiento de Madrid, gracias al ingenioso gallardonista, es el consistorio más endeudado de España,  como tampoco olvidamos al que, antes alcalde y ahora ministro, era el ingenioso hidalgo que pretendía  vender su caballerosa imagen de moderno y progre, lo que le llevaba a mantener una incruenta contienda  con Aguirre o la cólera de los madrileños hasta que consiguió su objetivo: ser ministro. Una vez conseguido  su objetivo, el progre desaparece y aparece su verdadera imagen. En su afán por conseguir ser el número  uno de esta competición, y no lo tiene fácil, empieza a elaborar leyes a cual más retrógrada. De este modo  nos encontramos con la norma que ahora se pretende aprobar, una norma que está siendo contestada  dentro y fuera del propio Partido Popular, lo que desde luego le da puntos en este ranquin; una norma que  atenta directamente contra el derecho de las mujeres a decidir sobre su maternidad, lo que le pone en el  primer puesto para los sectores más involucionistas de nuestra sociedad. Señorías, las mujeres, al menos  muchas mujeres, hemos dado la cara y nos la han partido por conseguir derechos que nos eran negados.

Muchas mujeres no nos sentimos en su momento reflejadas en nuestras demandas con la primera ley  sobre interrupción voluntaria del embarazo, que se aprobó —como ya todos ustedes saben— por el  Gobierno del señor González. Ahora el ministro progre, pero menos, quiere volver atrás dándole además una vuelta de tuerca más a aquella ley que no nos gustaba a las mujeres.

Me van a permitir sus señorías que haga en mi intervención una referencia a dos personas que se han  unido para dar su opinión sobre este polémico tema, el señor Tamayo y el señor Mayor Zaragoza, que en  un interesante artículo dicen cuestiones como esta: Demuestran una grave incoherencia quienes, sean  instituciones o personas, condenan el aborto con la misma vehemencia con la que defienden la pena de  muerte, propician la confrontación bélica o permanecen impasibles ante el genocidio colectivo por hambre  o desamparo de millones de personas. Y continúan diciendo que en un tema legal y humanamente tan  complejo como el del aborto lo mínimo que se exige es la coherencia; hay que evitar el turismo abortivo practicado por personas adineradas frente al aborto clandestino lleno de riesgos y humillaciones de las  mujeres que no disponen de recursos. Me retrotraen a mis tiempos de lucha, señorías. Denuncian, por si  sus señorías no se han dado cuenta, la vuelta atrás en derechos civiles que en este caso atañen a las mujeres. Nos vuelven a condenar al ostracismo y a la vergüenza de querer decidir por nosotras mismas.

Nos quieren someter a los dictados de los sectores más involucionistas y más retrógrados de nuestro país  negándonos derechos adquiridos tras largos años de lucha, sectores a los que la salud pública con  carácter general, y en este caso en particular, les importa, señorías, más bien poco.

De nuevo me remito a Tamayo y Mayor Zaragoza. Dicen así: Estamos ante un Gobierno de tendencias  claramente confesionales de carácter nacional católico que va a imponer a la ciudadanía una moral  privada regida por la religión y no una ética laica común a todos los ciudadanos. Con esta ley el Gobierno  considera delito lo que los dirigentes eclesiásticos consideran pecado y, en consecuencia, penaliza a los  médicos con la cárcel, algo inconcebible en un Estado no confesional. En nuestro grupo creemos que ni  Mayor Zaragoza ni Tamayo deberían sorprenderse por la tendencia a no cumplir con los mandatos  constitucionales de este Gobierno; no cumplen, señorías, con ninguno de ellos, con ninguno. Atacan la  libertad de decidir cuando esta se aleja de los límites neoliberales, consideran a la mujer como ciudadana  de segunda, de nuevo sostenedora de la familia y sin recursos sociales necesarios para su desarrollo  personal, social y laboral. Nunca, nunca, señorías, cuando hemos defendido el derecho a decidir sobre su  maternidad de las mujeres hemos pretendido obligar a nadie; lo uno y lo otro es incompatible y, por tanto,  nadie tiene derecho a imponernos a nosotras nada en absoluto. Lo que pretendíamos y pretendemos es  dotarnos de cobertura legal que garantice ese derecho dentro del sistema público sanitario y, por supuesto,  sacar la interrupción voluntaria del embarazo del Código Penal. Esa fue, esa es y esa será nuestra lucha. Termino haciendo referencia a otro colectivo, la Asociación Española de Neuropsiquiatría. Bajo el  título «Los psiquiatras no queremos tener derecho a decidir sobre útero ajeno» dice lo siguiente —por  cierto, les recomiendo a sus señorías que lean el artículo, merece la pena—: Una mujer puede querer abortar por múltiples motivos que no tengan que ver con la enfermedad ni con el riesgo psíquico y que solo  a ella conciernen. Presten atención, señorías, si son ustedes tan amables: La mujer que aborta no es una  enferma mental, no hay ninguna razón que pueda ligar enfermedad al aborto, se trata de una decisión libre  del ámbito de la vida sexual y reproductiva de la mujer y es a ella —señorías, a ella— a quien compete.

Podríamos haber hecho un dossier con los colectivos o personas que han expresado su opinión al  respecto y pretendemos hacerlo en las comparecencias que les hemos solicitado, y les exigimos, señorías  del Grupo Popular, que tengan a bien tomarlas en consideración porque queremos saber la opinión de la  señora Mato al respecto y nos gustaría saber qué dice el ministro con lo que está sucediendo con esta  norma, con la controversia que se ha generado, dentro incluso, como hemos dicho ya, de su propio  partido. Y nos gustaría también que en la Comisión de Igualdad la ministra nos explicara qué considera  que son derechos de la mujer y qué no, y por qué considera que unos sí son derechos y los otros no son  derechos.

Muchas gracias, señorías. (Aplausos).

Esteban Bravo, Aitor (GV (EAJ-PNV))

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El señor ESTEBAN BRAVO: Gracias, señor presidente.
Evidentemente, la materia que tratamos es muy sensible, con una casuística muy compleja y  diferenciada, y por tanto es bastante complicado legislar sobre la materia, sobre todo teniendo en cuenta  un principio fundamental que deberíamos tener en cuenta en cualquier caso y es que estamos legislando  para todos y por tanto lo que no sirve es la propia moral o las propias creencias a la hora de acertar con  lo adecuado para eso precisamente, una legislación para todos. No compartimos en mi grupo parlamentario  el planteamiento, la premura, las prisas, pero tampoco el contenido de fondo de las modificaciones que  pretende realizar el Partido Popular en esta materia. Además, creemos que no ha habido tiempo de evaluación suficiente de los resultados de la actual ley y merecería la pena, antes de hacer cualquier  modificación, que además rompa un consenso bastante amplio entre distintas formaciones políticas,  hacer un análisis en tiempo y con detalle de cómo está evolucionando la legislación actual y el hecho del  aborto en el Estado.

La verdad es que el planteamiento tal y como está hecho por parte del Gobierno en este anteproyecto  no nos devuelve a la década de los ochenta, sino que nos devuelve a tiempos bastante anteriores, incluso  con algunas cautelas, por ejemplo, en el ámbito del riesgo psíquico que también se ha apuntado antes por  alguna de las comparecientes que puede provocar una media de abortos muchísimo mayor con muchos más meses de gestación que lo que se está produciendo en estos momentos. Desde luego es una reforma que también va en contra de la línea europea, que nos sitúa en una especie de isla dentro de Europa y tan  mal no lo puede hacer Europa ni los principios democráticos. El respeto a los derechos humanos y sobre  todo el respeto a la vida no puede estar tan dejado de la mano en Europa como para que la inmensa  mayoría esté equivocada con la existencia de una ley de plazos y lo que pretende hacer el Gobierno ahora  sea exactamente lo correcto.

En cualquier caso este anteproyecto merece más de una explicación y lo que se nos solicita ahora es  si es conveniente que se produzcan una serie de comparecencias o incluso de debates en los distintos  organismos de la Cámara y en  ese sentido, insisto, al menos una explicación sí que merece todo esto y, por tanto, votaremos a favor.

Díez González, Rosa María (GUPyD)

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La señora DÍEZ GONZÁLEZ: Muchas gracias, señor presidente.
Como decía ahora mismo el señor Esteban, estamos ante un debate, si me permiten que lo defina,  profunda y radicalmente transversal, un debate sobre una cuestión muy importante que afecta a toda la  sociedad, a todos los ciudadanos al margen de su ideología y desde luego al margen de su sexo. La última  persona en decidir al respecto debiera ser la mujer, pero este es un asunto que supera a las mujeres en  el sentido de que nos afecta a todos. Es una cuestión que tiene una profunda carga democrática y que  define a una sociedad según como lo abordemos y también según como sea la decisión que tomemos.

Ciertamente lo que hoy se nos somete a consideración es si merece la pena que hagamos todos  estos debates y que se produzcan todas estas comparecencias, incluso un Pleno extraordinario y un  debate de una proposición no de ley. Si la portavoz que les habla tuviera la confianza de que se iban a  producir todas esas comparecencias, esta portavoz se limitaría a anunciar que íbamos a votar  positivamente para que esas comparecencias se produjeran y tuviéramos allí el debate que requiere  esta cuestión por esa definición que les hacía al principio de que es un asunto profundamente transversal  y que supera, y en mucho, a la ideología de cada uno de nosotros. Pero como no se va a producir — tengo la sensación de que se van a rechazar todas las comparecencias—, nos vemos forzados a hacer  atropelladamente un debate en muy poco tiempo sobre un asunto extremadamente complejo en vez de  hacerlo como de verdad hay que hacer este debate. Eso nos lleva a que, lo que yo al menos he  escuchado, se haya producido un debate un tanto reduccionista, si me permiten ustedes, y un tanto  grotesco porque abortar o no abortar, decidir cómo se regula, cómo se despenaliza, cómo se trata el  asunto, si vamos a una ley de plazos, a una ley de supuestos, a una ley mixta, no es asunto de izquierdas  o de derechas, permítanme decirlo. Personas que son de izquierdas tienen una posición contraria  incluso a la legislación actual y personas que son de derechas tienen una posición contraria a la legislación que se nos propone. Esto va mucho más allá. Incluso cuando se produjo la ley, personas que hayan votado a favor o que hayan votado en contra, si tienen que tomar la decisión de abortar o no  abortar no les importará que sea legal o ilegal, tendrán que tomar su propia decisión personal. Porque  finalmente este es un asunto que requiere una respuesta individual de cada uno de los ciudadanos,  porque estamos hablando de un derecho en última instancia personal. No es un derecho que se consiga  para los de izquierdas o para los de derechas; los derechos son democráticos o no lo son; son para el  conjunto de los ciudadanos o no lo son. Esta forma en la que el Gobierno ha planteado la cuestión nos  lleva a hacer un debate reduccionista que en modo alguno puede ser ni es el debate que requiere la
sociedad española. Mi grupo está en contra en el fondo y en la forma; en la forma en que se ha  planteado la cuestión por parte del Gobierno y en el fondo también. Mi grupo defiende una ley de  plazos, pero entiendo que puede haber otra posición; el problema es que no nos permiten debatirlo en  ningún sitio, reduciéndose todo a que es una ley confesional o una ley de izquierdas, a que unos  quieren matar niños y otros quieren salvar a todos, a que, como decía el portavoz de Esquerra Republicana, si creen que es un delito podían haberlo hecho antes. No; es que hay algunos que creen  que es pecado y, como se confiesan, no importa. Aquí no tenemos que regular sobre la moral de nadie ni sobre las creencias de nadie; tenemos que acordar los términos de una ley para despenalizarlo y para  que en última instancia las mujeres tomen la decisión individualmente, porque estamos hablando de  eso, de un derecho personal en última instancia, pero por supuesto que estamos regulando o debemos  regular derechos para toda la sociedad, para los hombres que la componen también, porque las leyes  son para toda la sociedad y este es un asunto para todos, en relación con el cual yo pediría al Grupo  Popular, al grupo mayoritario, que hiciera una reflexión sobre a dónde nos ha llevado esa decisión del  Gobierno.

He escuchado que el presidente del Gobierno se comprometió el otro día en una reunión interna del  Grupo Popular —no sé si es cierto o no— a que lo iban a pactar entre ellos. Yo les pediría que consideraran  no confundir el partido con el Gobierno y que tuvieran en cuenta que tienen que legislar para el conjunto  de los ciudadanos. La mejor manera de que creyéramos que van a hacer esa revisión es que retiren el  anteproyecto y nos permitan celebrar un debate sereno sobre cuestiones de la ley en vigor y sobre cosas que se pueden revisar. El Grupo de UPyD —la diputada de UPyD, porque entonces estaba yo sola— votó  en contra de aquella ley. Me parece que hay cosas sobre las que tenemos que hablar y sobre las que cabe  una reflexión y una mejora de la situación. Ahora bien, de esta manera, echándonos sobre la cara un  anteproyecto, buscando el hooliganismo, confrontar, generando problemas, más de los que ya existen en  la sociedad española, no se resuelve ningún problema. Y, verdaderamente, creo que en ningún asunto los  Gobiernos tienen que generar más problemas de los que la sociedad ya tiene, y en este asunto menos  aún. Así que yo pediría hoy al Grupo Popular que dé paso al debate, que vote afirmativamente algunas de  las peticiones que aquí se plantean para abrir el debate, para que no tengamos que hacerlo de esta  manera apresurada, y al Gobierno, si ustedes tienen más influencia que nosotros, díganle sencillamente  que guarde el anteproyecto en el cajón y hablemos de estas cuestiones civilizada y democráticamente,  como los españoles se merecen. Gracias, señor presidente.

– Sánchez i Llibre, Josep (GC-CiU)

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El señor SÁNCHEZ I LLIBRE: Muchas gracias, señor presidente.
Señores diputados, este portavoz va a fijar la posición de Unió Democràtica de Catalunya respecto a  dos puntos que estamos debatiendo en estos momentos. Los diputados de Unió Democràtica de Catalunya  van a votar favorablemente aquellos puntos que hacen referencia a las comparecencias de la vicepresidenta  y de los diferentes ministros que han sido recabadas por los distintos grupos parlamentarios para que informen ante esta Cámara sobre el anteproyecto de ley de protección del concebido. Ante este  anteproyecto de gran envergadura, de gran trascendencia y de gran relevancia, todo lo que sea dar la  máxima información y la máxima transparencia bienvenido sea. Nuestro grupo avala con su voto favorable estas comparecencias ante las diferentes comisiones que se han planteado a lo largo de esta Diputación  Permanente.

Hay otra cuestión referida al punto número 3 que nosotros vamos a votar en contra, la petición de que  se retire el anteproyecto de ley de protección de la vida, y lo vamos a hacer por los siguientes motivos. En  primer lugar, por la coherencia política de nuestra formación política, Unió Democràtica de Catalunya, en  todos aquellos aspectos relacionados con los usos parlamentarios que van en la dirección o que hacen  referencia al derecho a la vida. En segundo lugar, porque Unió Democràtica de Catalunya, salvo raras  excepciones, nunca se ha opuesto a la tramitación de un proyecto de ley, y menos aún a la tramitación de  un anteproyecto de ley que todavía tiene que pasar una serie de trámites legislativos, como son los  informes pendientes de las comunidades autónomas, los informes del Cermi, los informes del Consejo General del Poder Judicial y los informes del Consejo de Estado. Nosotros queremos ver cuál es la configuración final de este anteproyecto de ley, que se va a transformar en proyecto de ley, y lógicamente después nosotros fijaremos nuestra posición. En tercer lugar, porque tampoco podemos obviar que los diputados de Unió Democràtica de Catalunya presentamos una enmienda a la totalidad en el Congreso de los Diputados y un veto en el Senado al proyecto de ley de salud sexual y reproductiva y de la interrupción del embarazo. En esta ocasión —y este es un dato relevante— nosotros tampoco estábamos de acuerdo con la actual legislación de la interrupción del embarazo, por eso los diputados de Unió presentamos una enmienda a la totalidad en el Congreso y un veto en el Senado.

Por último, nosotros queremos formalizar una declaración en el sentido de que no deja de ser lamentable que un asunto tan importante como el derecho a la vida y a la dignidad de la mujer el Partido Popular y el Partido Socialista en ciertos aspectos lo instrumentalicen para tapar sus debilidades políticas ante unas futuras elecciones europeas. Quizás un anteproyecto, un proyecto, una legislación de tanta transcendencia e importancia se tendría que haber discutido en otro contexto. Por este motivo, cuando este anteproyecto se transforme en proyecto de ley y venga a esta Cámara, Unió Democràtica de Catalunya definirá su posición.
Muchas gracias.

– Macias i Arau, Pere (GC-CiU)

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El señor MACIAS I ARAU: Gracias, señor presidente.
Voy a intervenir en este sentido como portavoz de Convergència Democràtica de Catalunya. Como ustedes conocen perfectamente, en temas que nosotros calificamos como de conciencia nuestro partido político tiene libertad de voto. Para muchas cuestiones de gran dimensión ética, humana y social el hecho de disponer de libertad de voto es un auténtico lujo, y creo que sería deseable que todos los grupos políticos pudieran compartir la responsabilidad personal y colectiva que asumimos los diputados y diputadas de Convergència Democràtica de Catalunya en esta cuestión y que hemos ejercido siempre que se ha debatido sobre este tema. Por tanto, vamos a ejercerla también en esta ocasión. Repito, invito a todos los grupos parlamentarios a que por una vez tomen buena nota del comportamiento de Convergència Democràtica de Catalunya y den libertad de voto a sus diputados y diputadas en el debate de este anteproyecto de ley en su día en el Congreso de los Diputados y en el Senado, si es que finalmente es un proyecto de ley.

Quien les habla, señorías, no votó a favor de la Ley de 2009. Por tanto, creo que la opinión que como portavoz pero también a título personal voy a emitir puede ser especialmente relevante. Esta ley —ya se ha dicho— es un auténtico viaje de regreso a un pasado oscuro y lejano; lo compartimos. De lo que conocemos del anteproyecto de ley podemos decir que es un texto técnicamente pésimo; lo compartimos. Clasista; lo compartimos. Profundamente injusto; lo compartimos. Éticamente reprobable; lo compartimos. De muy difícil cumplimiento; lo compartimos. Hipócrita y cruel con las mujeres y con los padres; lo compartimos. Si esta ley reúne todos estos calificativos, muchos de ellos, por cierto, recogidos incluso de sectores absolutamente cercanos al Partido Popular, ¿por qué se ha presentado? El mejor calificativo que puede darse es el de innecesaria. Es absolutamente innecesaria. ¿Cuándo es necesaria una ley, señorías? Cuando hay demanda social, cuando hay una conflictividad reconocida, cuando se producen cambios sociales que la reclaman. Si no se dan estos ingredientes, las leyes no son necesarias, son caprichosas y sectarias, y los ciudadanos acaban perdiendo la confianza y la credibilidad. Quisiera, por tanto, en nombre de mi partido, Convergència Democràtica, poner encima de la mesa el argumento de que esta ley es absolutamente innecesariay la petición de que no sea enviada a esta Cámara. En cualquier caso, en nombre de Convergència Democràtica, voy a votar afirmativamente todas las peticiones de comparecencia que se han formulado por los distintos grupos. Muchas gracias.

Moneo Díez, María Sandra (GP)

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La señora MONEO DÍEZ: Gracias, señor presidente.
Señorías, lamento profundamente que un tema de tan extraordinaria profundidad y trascendencia merezca por parte de algunas de sus señorías consideraciones tan sesgadas y superficiales. Es posible que ante un debate de este tipo esta sea su única carta de presentación, que fuera de sus manidos eslóganes, que no argumentos, no haya absolutamente nada, porque solo desde la ausencia de una argumentación medianamente sostenible puede entenderse que estén trivializando uno de los procesos más impactantes en la vida de una mujer. Ni su ley, señores del Grupo Socialista, otorga derechos a las mujeres, ni por supuesto el actual anteproyecto se los quita. Hace décadas que las mujeres resolvieron, resolvimos, el cuándo, el cómo y de qué forma ser madres. Nadie, absolutamente nadie obliga a una mujer a ser madre; al contrario, son muchas las mujeres a las que les gustaría serlo y no pueden, algunas porque se ven abocadas a elegir entre su vida personal y profesional, otras porque se enfrentan a embarazos inesperados y lo hacen en soledad, sin recursos y llenas de incertidumbres, otras porque descubren que ese embarazo tan deseado viene acompañado de graves anomalías en el proceso de gestación, anomalías que en ocasiones pueden poner en peligro su vida, anomalías que arrastran el final de la vida de su hijo. Sí, su hijo, eso que una ilustre ministra del anterior Gobierno consideró un ser vivo pero no un ser humano. Ese es el problema al que ustedes se enfrentan, señora Valenciano, porque siguen enredados y obsesionados por negar la evidencia, lo que médicos y científicos vienen acreditando día a día: que detrás de un embarazo hay una vida y que detrás de un aborto se esconde el fin de esa vida. Negar la evidencia es la única forma que encuentran para sostener un discurso retrógrado y anticuado. Nos tratan a las mujeres como a seres insensibles, como a estatuas de cartón piedra, como si paralizar un embarazo fuera algo intrascendente. Cualquier mujer que ha pasado por eso, voluntaria o involuntariamente, sabe que no es así. Ninguna mujer quiere pasar por un aborto. La mujer quiere alternativas para no tener que abortar, pero eso a ustedes no les importa, porque huyen de la realidad, destierran el debate jurídico, ético y científico, ignoran los principios defendidos en la Constitución española y en las sucesivas sentencias del Tribunal Constitucional, esos fundamentos jurídicos que afirman rotundamente que la vida del concebido y no nacido encarna un valor fundamental, que es una vida distinta a la vida de la madre y que merece protección desde el primer momento, y que solo desde la ruptura del equilibro entre los derechos de la madre y del no nacido pueden entenderse las excepciones a las que da cobertura la ley. Me gustaría saber en qué parte de su discurso puede sostenerse esta realidad, señorías, porque me temo que en ninguna.

Ustedes nos hablan ahora de consenso, pero fueron ustedes quienes rompieron el existente en torno a una ley que estuvo vigente veinticinco años, con Gobiernos de diferente signo; lo rompieron fabricando una demanda política en ausencia de una demanda social, en contra de siete de cada diez españoles, que consideraban que los menores debieran tener al menos el consentimiento de los padres para someterse a un aborto, en contra del 56 % de los votantes socialistas. Hasta el señor Caldera, responsable de su programa electoral, en 2008 dijo claramente que el debate del aborto se centra en si hay demanda social, y no hemos apreciado en esta legislatura que exista esa necesidad. Por eso no fueron capaces de incluir su propuesta en su programa electoral; por eso callaron las voces de la sociedad civil en esta Cámara, dando carpetazo a una subcomisión que debería haber durado seis meses y duró solo cinco semanas; por eso ignoraron los dictámenes de los órganos consultivos, entre ellos el del Consejo Fiscal y el del Consejo General del Poder Judicial, que fueron incapaces de avalar la constitucionalidad de esta ley; por eso planearon por encima del dictamen del Consejo de Estado, que calificó de catequética, panfletaria y farragosa la exposición de motivos de su ley, señora Valenciano; por eso cerraron los ojos cuando se les dijo que el aborto nunca podía ser un derecho. Eso no lo reconoce ni la Constitución española, ni el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y Libertades Fundamentales, ni el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, ni la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad, ni la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea. (Rumores).

Señorías, no existe un derecho al aborto ni en España ni en la normativa europea internacional de carácter vinculante y con eficacia jurídica en nuestro país. Ahora pretenden llamar a la puerta de Europa, pues yo les digo que ojalá lo hubieran hecho antes, nos hubiéramos ahorrado esta ley tan tremendamente radical. Por lo pronto, el Parlamento Europeo rechazó el pasado 10 de diciembre, a propuesta de una diputada socialista, que el aborto pudiera ser un derecho. No pretendan comparar su ley con la del resto de Europa porque no se sostiene. Señorías, en Alemania el Código Penal impide dar publicidad a prácticas o establecimientos abortivos, algo que evidentemente no contempla su ley, pero sí el anteproyecto de este Gobierno. Igual ocurre con el sistema de asesoramiento e información a la mujer. El periodo de reflexión de siete días que propone el anteproyecto del Gobierno se da también en Francia y en Italia. En Francia, en Alemania, en Holanda y en Italia se establece que el aborto nunca puede ser un método de planificación familiar; por cierto, es algo que también recogen las conferencias de El Cairo y de Pekín. Señorías, en el resto de Europa, incluso en los países que han optado por un sistema de plazos, se exigen una serie de requisitos que pretenden garantizar de alguna manera la vida en gestación. Francia, sin ir más lejos, parte del reconocimiento de la necesidad de otorgar protección jurídica a la vida del no nacido. ¿Dóndecontempla eso la ley vigente en nuestro país?

Nosotros no somos como ustedes, no tenemos miedo al debate; parece que ustedes sí. La señora Rodríguez nos decía esta mañana que su objetivo es que la ley no llegue a esta Cámara. Ustedes pretenden hurtar al Parlamento la posibilidad de debatir sobre esta ley; al contrario, somos plenamente conscientes de que debates como este son los que merecen la pena abordar. Los grandes cambios en la historia de la humanidad siempre han venido precedidos de intensos ataques por quienes viven instalados en el oscurantismo y en el inmovilismo, por quienes disfrazan de supuestos derechos su intento de control y manipulación. Este anteproyecto de ley, que dentro de unos meses conocerá esta Cámara, tendrá además el dictamen del Consejo de Estado, diferentes informes de comunidades autónomas, del Consejo Nacional de la Discapacidad, del Consejo General de Médicos, del Consejo General de Enfermería, del Consejo General del Poder Judicial, del Consejo Fiscal, y estamos además plenamente convencidos de la riqueza de sus aportaciones. Queremos debatir, señorías, queremos que los ciudadanos conozcan una ley que no solo respeta los derechos fundamentales. No hay derecho más fundamental que el derecho a la vida, si se convierte a la mujer en el centro de cuantas actuaciones y excepciones han de contemplarse en una cuestión tan sensible como el aborto, que la exime de toda responsabilidad penal —otros que se erigen en defensores de la mujer no fueron capaces de eliminar sobre ella la sanción penal—, que elimina cualquier tipo de discriminación a las personas con discapacidad, que contempla el protagonismo que en esta cuestión han de tener los médicos, que protege  a los menores. Señorías, acudimos a los españoles hace dos años con un programa de Gobierno que defendía  el derecho a la vida, que protegía la maternidad, que situaba a la mujer en el centro de todas nuestras iniciativas.

Previamente les dijimos que no estábamos de acuerdo con su ley, señores socialistas, que no podíamos avalar una ley que atropellaba la Constitución, que ignoraba los derechos de los más débiles, que desprotegía a la mujer ante uno de los momentos sin duda más difíciles de su vida, que discriminaba a los discapacitados, que abocaba a los menores a la soledad ante una de las experiencias más traumáticas. Por eso dijimos que no, por eso presentamos un voto particular a las conclusiones de la subcomisión, por eso registramos una enmienda a la totalidad pidiendo la devolución de la ley, por eso hemos acudido al Tribunal Constitucional. A nadie, absolutamente a nadie, puede sorprenderle la iniciativa de este Gobierno y el apoyo que le presta este grupo parlamentario, porque nosotros somos consecuentes con la historia de nuestro partido y con el compromiso adquirido con los ciudadanos. No todo el mundo, señora Valenciano, puede decir lo mismo. Muchas gracias. (Un señor diputado: ¡Muy bien!—Aplausos).

– VOTACIÓN

Fuente: Congreso de los Diputados

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