Berlín desde otra perspectiva

Tras 20 años he vuelto a Berlín

1990

La ciudad ha cambiado muchísimo, esta es mi perspectiva 20 años después.

2010

Topografía del Terror

Entre 1933 y 1945, la central de la Gestapo (policía secreta del estado), la “cárcel central” de la Gestapo, y a partir de 1939, la Oficina Central de Seguridad del Reich y también la sede de los Jefes Supremos de las SS y el Servicio de Seguridad de los Jefes Supremos de las SS, se encontraban sobre el terreno de lo que hoy es el centro de documentación “Topografía del Terror”. Una exposición al aire libre documenta la historia de este lugar como el centro de control del programa nacionalsocialista de exterminio y persecución.

 

Muro presente y ausente

Clara Wieck Strasse

CLARA WIECK, La compositora

Clara Wieck nacida en 1819 fue una de las primeras mujeres en ser reconocida como intérprete. Su vida estuvo plena de contrastes, entre un padre tirano, una fama como virtuosa y un amor en el que se entrelazan, música, pasión y dolor. Cuando Clara Wieck conoce a Robert Schumann, tenía once años, y estaba a punto de ser presentada por su padre a un mundo musical que pronto yacería a sus pies.
Desde el momento en que descubrió su talento precoz, Wieck convirtió la educación de su hija en su responsabilidad total, y asignó escasa importancia a su educación general o al desarrollo de su personalidad en su conjunto, y la trató casi como un domador trata a un animal. Solo le permitía los contactos más fugaces con su madre, quien al encontrar que sus modos de vida eran cada vez más intolerantes e intolerables, lo dejó en 1825, cuando Clara tenía cinco años. A los siete, Clara podía leer casi toda la música que le ponían delante. En 1829 tocó ante Paganini y dos años más tarde Wieck la llevó para que ejecutase ante Goethe y otros dignatarios en Weimar.
El romance entre Robert Schumann y Clara Wieck, tuvo un duro opositor en el padre de ella, pues consideraba al joven compositor como inepto para llevar una vida matrimonial suficiéntemente aceptable, sin embargo ellos se encargaron de demostrarle lo contrario y así Clara se desposó con Schumann a los 21 años sin el consentimiento de Friedrich Wieck. A partir de ese momento, la joven y virtuosa pianista sacrificó el resto de su vida en favor de Robert Schumann y se convirtió en la más tenaz divulgadora y defensora de la obra de su esposo.
Tenía 37 años cuando murió Schumann, y había compartido la vida de éste apenas durante 16. Nunca volvió a casarse. El 21 de mayo de 1896, cuarenta años más tarde, su cuerpo fue depositado al lado del de él, para su reposo. Su labor como compositora no ha sido valorada en su justa medida, y solamente hasta ahora se vislumbra un merecido reconocimiento.
Hoy 20 de mayo en Aniversarios Musicales al recordar a Clara Schumann, trasmitiremos su Concierto para piano y orquesta en la menor Op.7, en versión de Shoko Sugitani y la Orquesta Sinfónica de Berlín, dirigida por Gerard Oskamp.

Fuente: Coeducación

Hannah Arendt-Berlín

 Politóloga alemana, nacionalizada estadounidense, reputada por sus obras sobre el totalitarismo y el mundo judío. Nació en Hannover el 14 de octubre de 1906. Tras realizar estudios en tres universidades, a los 22 años de edad se doctoró en Humanidades en la Universidad de Heidelberg. En 1933 marchó a Francia para escapar del régimen nacionalsocialista implantado aquel año en su país y, en 1941, huyó a Estados Unidos, cuya nacionalidad adoptó en 1951. Trabajó en una editorial de Nueva York y ocupó altos cargos en varias organizaciones judías. Después de publicar Orígenes del totalitarismo (1951), impartió clases en las universidades de Berkeley, Princeton y Chicago. Entre otras muchas obras suyas figuran La condición humana (1958), Entre el pasado y el futuro (1961), Sobre la revolución (1963) y la polémica Eichmann en Jerusalén (1963), basada en su informe sobre los juicios a criminales de guerra nazis en 1961. Sus memorias, Correspondencia, 1926-1969, fueron publicadas en 1992. Sus obras siguen siendo muy leídas, sobre todo por quienes luchan contra los regímenes totalitarios. Ejercieron una gran influencia entre los signatarios de Carta 77, movimiento a favor de los derechos humanos en la Checoslovaquia posestalinista

Fuente: epdlp

Rosa Luxemburgo

Cronología
1871 Nace en Zamosc, Polonia
1889 Perseguida, se refugia en Suiza
1904 Condenada por «insultar al Káiser»
1913 Publica La acumulación de capital
1914 Comienza la Gran Guerra
Lidera la Liga Espartaco
1917 Revolución en Rusia
1918 Revolución en Alemania
1919 Karl Liebknecht y Rosa Luxemburg son ejecutados por el gobierno socialdemócrata

Rosa Luxemburg nació en la pequeña población polaca de Zamosc, el 5 de marzo de 1871. Desde muy joven fue activista del movimiento socialista. Se unió a un partido revolucionario llamado Proletariat, fundado en 1882, alrededor de 21 años antes de que se fundara el Partido Social Demócrata Ruso (bolcheviques y mencheviques).
Proletariat estuvo desde sus comienzos, tanto en principios como en programa, señaladamente adelantado con respecto al movimiento revolucionario en Rusia. Mientras el movimiento revolucionario ruso estaba todavía restringido a actos de terrorismo individual llevados a cabo por una heroica minoría de intelectuales, Proletariat organizaba y dirigía a miles de trabajadores en huelga. No obstante, en 1886, Proletariat fue prácticamente decapitado por la ejecución de cuatro de sus líderes, el encarcelamiento de otros veintitrés bajo largas condenas a trabajos forzados y el destierro de otros doscientos. Sólo se salvaron del naufragio pequeños círculos, y a uno de ellos se unió Rosa Luxemburg a los 16 años. Alrededor de 1889, su actuación llegó a oídos de la policía y tuvo que abandonar Polonia, ya que sus camaradas pensaron que podría realizar tareas más útiles en el exterior que en prisión. Fue a Zurich, en Suiza, que era el centro más importante de emigración polaca y rusa. Ingresó en la universidad, donde estudió ciencias naturales, matemáticas y economía. Tomó parte activa en el movimiento obrero local y en la intensa vida intelectual de los revolucionarios emigrados.
Apenas dos años más tarde, Rosa ya era reconocida como líder teórico del partido socialista revolucionario de Polonia. Llegó a ser colaboradora principal del diario del partido, Sprawa Rabotnicza, publicado en París. En 1894, el nombre del partido, Proletariat, cambió por el de Partido Social Demócrata del Reino de Polonia; muy poco después, Lituania se añadió al título. Rosa siguió siendo líder teórico del partido -el SDKPL- hasta el fin de su vida.
En agosto de 1893, representó al partido en el Congreso de la Internacional Socialista. Allí, siendo una joven de 22 años, tuvo que lidiar con veteranos muy conocidos de otro partido polaco, el Partido Socialista Polaco (PPS), cuyo principio más importante era la independencia de Polonia, y que demandaba el reconocimiento de todos los miembros de mayor experiencia del socialismo internacional.
La ayuda para el movimiento nacional en Polonia tenía tras de sí el peso de una larga tradición: también Marx y Engels habían hecho de esto un principio importante en su política. Impertérrita ante todo esto, Rosa cuestionó al PSS, acusándolo de tendencias claramente nacionalistas y de propensión a desviar a los trabajadores de la senda de la lucha de clases; se atrevió a tomar una posición diferente a la de los viejos maestros y se opuso al slogan de «independencia para Polonia». Sus adversarios acumularon injurias sobre ella: algunos, como el veterano discípulo y amigo de Marx y Engels, Wilhelm Liebknecht, llegó a acusarla de ser agente de la policía secreta zarista. No obstante, ella se mantuvo en sus trece.
Intelectualmente crecía a pasos agigantados. En 1898, se dirigió al centro del movimiento obrero internacional en Alemania, que la atrajo irresistiblemente.
Comenzó a escribir asiduamente, y después de un tiempo llegó a ser uno de los principales colaboradores del periódico teórico marxista más importante de la época, Die Neue Zeit. Invariablemente independiente en el juicio y en la crítica, ni siquiera el tremendo prestigio de Karl Kautsky, su director -«Papa del marxismo», como se le llamaba-, lograba apartarla de sus opiniones elaboradas, una vez que estaba convencida de ellas.
Rosa entregó cuerpo y alma al movimiento obrero en Alemania. Era colaboradora regular de numerosos diarios socialistas -y en algunos casos directora-, dirigió muchos mítines populares y tomó parte enérgicamente en todas las tareas que el movimiento le requería. Desde el principio hasta el fin, sus disertaciones y artículos eran trabajos creativos originales, en los que apelaba a la razón más que a la emoción, y en los que siempre abría a sus oyentes y lectores un horizonte más amplio.
En este momento, el movimiento de Alemania se dividió en dos tendencias principales, una reformista -con fuerza creciente- y la otra revolucionaria. Alemania había gozado de creciente prosperidad desde la crisis de 1873. El nivel de vida de los trabajadores había ido mejorando ininterrumpidamente, aunque en forma lenta: los sindicatos y cooperativas se habían vuelto más fuertes. En estas circunstancias, la burocracia de estos movimientos, junto con la creciente representación parlamentaria del Partido Social Demócrata, se alejaba de la revolución y se inclinaba con gran ímpetu hacia los que ya proclamaban el cambio gradual o el reformismo como meta. El principal vocero de esta tendencia era Eduard Bernstein, un discípulo de Engels. Entre 1896 y 1898, escribió una serie de artículos en Die Neue Zeit sobre «Problemas del Socialismo», atacando cada vez más abiertamente los principios del marxismo. Estalló una larga y amarga discusión. Rosa Luxemburg, que acababa de ingresar en el movimiento obrero alemán, inmediatamente salió en defensa del marxismo. De forma brillante y con magnífico ardor atacó el propagado cáncer del reformismo en su folleto ¿Reformismo o revolución?.
Poco después, en 1899, el «socialista» francés Millerand participó de un gobierno de coalición con un partido capitalista. Rosa siguió atentamente este experimento y lo analizó en una serie de brillantes artículos referentes a la situación del movimiento francés en general, y a la cuestión de los gobiernos de coalición en particular. Después del fiasco de Macdonald en Gran Bretaña, el de la República de Weimar en Alemania, el del Frente Popular en Francia en la década de los 30 y los gobiernos de coalición posteriores a la Segunda Guerra Mundial en el mismo país, queda claro que las enseñanzas impartidas por Rosa no son únicamente de interés histórico.
Entre 1903-1904, Rosa se entregó a una polémica con Lenin, con quien disentía en la cuestión nacional, y en la concepción de la estructura del partido y la relación entre el partido y la actividad de las masas.
En 1904, después de «insultar al Káiser», fue sentenciada a nueve meses de prisión, de los cuales cumplió solo uno.
En 1905, con el estallido de la primera revolución rusa, escribió una serie de artículos y panfletos para el partido polaco, en los que exponía la idea de la revolución permanente, que había sido desarrollada independientemente por Trotsky y Parvus, pero sostenida por pocos marxistas de la época. Mientras que tanto los bolcheviques como los mencheviques, a pesar de sus profundas divergencias, creían que la revolución rusa había de ser democrático-burguesa, Rosa argüía que se desarrollaría más allá del estadio de burguesía democrática y que podría terminar en el poder de los trabajadores o en una derrota total. Su slogan era «dictadura revolucionaria del proletariado basada en el campesinado».1
Sin embargo, pensar, escribir y hablar sobre la revolución no era suficiente para Rosa Luxemburg. El motto de su vida fue: «En el principio fue el acto». Y aunque no gozaba de buena salud en ese momento, entró de contrabando en la Polonia rusa tan pronto como pudo (en diciembre de 1905). En ese momento el punto culminante de la revolución había sido superado. Las masas todavía estaban activas, pero ahora vacilantes, mientras la reacción alzaba su cabeza. Se prohibieron todos los mítines, pero los obreros todavía los celebraban en sus fortalezas: las fábricas. Todos los periódicos de los trabajadores fueron suprimidos, pero el del partido de Rosa seguía apareciendo todos los días, impreso clandestinamente. El 4 de marzo de 1906 fue arrestada y detenida durante cuatro meses, primero en la prisión y posteriormente en un fuerte. A causa de su mala salud y de su nacionalidad alemana, fue liberada y expulsada del país.2
La revolución rusa dio vigor a una idea que Rosa había concebido años atrás: que las huelgas de masas -tanto políticas como económicas- constituían un elemento cardinal en la lucha revolucionaria de los trabajadores por el poder, singularizando a la revolución socialista de todas las anteriores. A partir de allí elaboró aquella idea en base a una nueva experiencia histórica.
Al hablar en tal sentido en un mitin público fue acusada de «incitar a la violencia», y pasó otros dos meses en prisión, esta vez en Alemania.
En 1907, participó en el Congreso de la Internacional Socialista celebrado en Stuttgart. Habló en nombre de los partidos ruso y polaco, desarrollando una posición revolucionaria coherente frente a la guerra imperialista y al militarismo.
Entre 1905 y 1910, la escisión entre Rosa Luxemburg y la dirección centrista3 del SPD -del que Kautsky era el portavoz teórico- se hizo más profunda. Ya en 1907, Rosa había expresado su temor de que los líderes del partido, al margen de su profesión de marxismo, vacilarían frente a una situación que requiriera acción. El punto culminante llegó en 1910, cuando se produjo una ruptura total entre Rosa y Karl Kautsky por la cuestión de la vía de los trabajadores hacia el poder. Desde ese momento, el SPD se dividió en tres tendencias diferenciadas: los reformistas, que progresivamente fueron adoptando una política imperialista; los así llamados marxistas de centro, conducidos por Kautsky (ahora apodado por Rosa Luxemburg «líder del pantano»), quien conservaba su radicalismo verbal pero se limitaba cada vez más a los métodos parlamentarios de lucha; y el ala revolucionaria, de la que Rosa Luxemburg era la principal inspiradora.
En 1913, publicó su obra más importante: La acumulación de capital. (Una contribución a la explicación económica del imperialismo). Ésta es sin duda, desde El Capital una de las contribuciones más originales a la doctrina económica marxista. Este libro -como lo señalara Mehring, el biógrafo de Marx- con su caudal de erudición, brillantez de estilo, vigoroso análisis e independencia intelectual, es de todas las obras marxistas, la más cercana a El Capital. El problema central que estudia es de enorme importancia teórica y política: los efectos que la expansión del capitalismo en territorios nuevos y atrasados, tiene sobre sus propias contradicciones internas y sobre la estabilidad del sistema.
El 20 de febrero de 1914, Rosa Luxemburg fue arrestada por incitar a los soldados a la rebelión. La base de esta acusación fue una arenga en la que declaró: «Si ellos esperan que asesinemos a los franceses o a cualquier otro hermano extranjero, digámosles: ‘No, bajo ninguna circunstancia'». En el Tribunal se transformó de acusada en acusadora, y su disertación -publicada posteriormente bajo el título Militarismo, guerra y clase obrera- es una de las más inspiradas condenas del imperialismo por parte del socialismo revolucionario. Se la sentenció a un año de prisión, pero no fue detenida ahí mismo. Al salir de la sala del tribunal fue de inmediato a un mitin popular, en el que repitió su revolucionaria propaganda antibélica.
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, prácticamente todos los líderes socialistas fueron devorados por la marea patriótica. El 3 de agosto de 1914, el grupo parlamentario de la socialdemocracia alemana decidió votar a favor de créditos para el gobierno del Káiser. Sólo quince de los ciento once diputados mostraron algún deseo de votar en contra. No obstante, después de serles rechazada su solicitud de permiso, se sometieron a la disciplina del partido, y el 4 de agosto, todo el grupo socialdemócrata votó por unanimidad en favor de los créditos. Pocos meses después, el 3 de diciembre, Karl Liebknecht ignoró la disciplina del partido para votar de acuerdo con su conciencia. Fue el único voto en contra de los créditos para la guerra.
La decisión de la dirección del partido fue un rudo golpe para Rosa Luxemburg. Sin embargo, no se permitió la desesperación. El mismo día que los diputados de la socialdemocracia se unieron a las banderas del Káiser, un pequeño grupo de socialistas se reunió en su departamento y decidió emprender la lucha contra la guerra. Este grupo, dirigido por Rosa, Karl Liebknecht, Franz Mehring y Clara Zetkin, finalmente se transformó en la Liga Espartaco. Durante cuatro años, principalmente desde la prisión, Rosa continuó dirigiendo, inspirando y organizando a los revolucionarios, levantando las banderas del socialismo internacional.
El estallido de la guerra, separó a Rosa del movimiento obrero polaco, pero debe de haber obtenido profunda satisfacción, porque su propio partido en Polonia permaneciera en todo sentido leal a las ideas del socialismo internacional.
La revolución rusa de febrero de 1917 concretó las ideas políticas de Rosa: oposición revolucionaria a la guerra y lucha para el derrocamiento de los gobiernos imperialistas. Desde la prisión, seguía febrilmente los acontecimientos, estudiándolos a fondo con el objeto de recoger enseñanzas para el futuro. Señaló sin vacilaciones que la victoria de febrero no significaba el final de la lucha, sino solo su comienzo; que únicamente el poder en manos de la clase trabajadora podía asegurar la paz. Emitió constantes llamamientos a los trabajadores y soldados alemanes para que emularan a sus hermanos rusos, derrocaran a los junkers y al capitalismo. Así, al mismo tiempo que se solidarizarían con la revolución rusa, evitarían morir desangrados bajo las ruinas de la barbarie capitalista.
Cuando estalló la Revolución de Octubre, Rosa la recibió con entusiasmo, ensalzándola con los términos más elevados. Al mismo tiempo, no sustentaba la creencia de que la aceptación acrítica de todo lo que los bolcheviques hicieran fuera útil al movimiento obrero. Previó claramente que si la Revolución Rusa permanecía en el aislamiento, un elevado número de distorsiones mutilarían su desarrollo; bien pronto señaló tales distorsiones en el proceso de desarrollo de la Rusia soviética, particularmente sobre la cuestión de la democracia.
El 8 de noviembre de 1918, la revolución alemana liberó a Rosa de la prisión. Con todo su energía y entusiasmo se sumergió en la lucha revolucionaria. Lamentablemente las fuerzas reaccionarias eran poderosas. Líderes del ala derecha de la socialdemocracia y generales del viejo ejército del Káiser unieron sus fuerzas para suprimir al proletariado revolucionario. Miles de trabajadores fueron asesinados; el 15 de enero de 1919 mataron a Karl Liebknecht; el mismo día, el culatazo de rifle de un soldado destrozó el cráneo de Rosa Luxemburg.
El movimiento internacional de los trabajadores perdió, con su muerte, uno de sus más nobles espíritus. «El más admirable cerebro entre los sucesores científicos de Marx y Engels», como dijo Mehring, había dejado de existir. En su vida, como en su muerte, dio todo por la liberación de la humanidad.
Notas.-
1. No por nada Stalin denuncia a Rosa póstumamente en 1931 como trotskista (véase J.V.Stalin, Works Tomo XII, pp86-104).
2. Había adquirido la nacionalidad alemana mediante un matrimonio simulado con Gustav Lübeck. (N. de la T.)
3. Centrista fue un término que se aplicaba a aquellos que mantenían una posición intermedia, vacilante, entre los revolucionarios consistentes y los reformistas declarados. (N. del T.)

Triángulos rosas

Homenaje a las personas LGTB exterminadas en los campos de concentración-exterminio.

Monumento de sombra

En el mismo se pueden leer los nombres de las personas diputadas que fueron asesinadas.

Representaciones paritarias

Piedad, por Käthe Kollwitz-Neue Wache

Monumento dedicado a las personas que lucharon desde la resistencia, en el mismo existe depositada tierra de los campos de concentración-exterminio. La sobrecogedora Piedad es de  Käthe Kollwitz:

Su museo:

De diosas, tumbas y sabias

Nefertiti «con defectos», como decía la audioguía del museo, por lo tanto humana…

 

Papergirl

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t’s time for the inevitable, it’s time to say goodbye. Today is the last day of our exhibition at the Neurotitan gallery and if you haven’t been there already to check it out this is definitely your final chance to do so! After that we will pack up, take a break, or even go on holiday. When we feel like everyone’s brain is refreshed again we will gather and talk about Papergirl’s future which we will keep you posted about on this pretty blog of course.

You are still welcome to share your thoughts about Papergirl and your experiences with the project in the meantime. There is the Flickr thingy, our Vimeo group for everything you caught on video, Facebook or Twitter in case you prefer less characters, and if you feel like getting in touch through a few more written words that’s absolutely fine too.

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