«En el amanecer del siglo XXI las masacres y las vejaciones perpetuadas contra las mujeres se perpetúan, abiertamente o en la sombra. Sabemos del cierto que la situación de las mujeres y el respeto asus derechos miden el nivel de democracia de una sociedad. Desafortunadamente las mujeres son víctimas hay en día de persecuciones y asesinatos, por todo lo ancho del planeta.
Son perseguidas, juzgadas, condenadas en nombre de la religión, en nombre de las tradiciones, en nombre de leyes retrógradas. La sentencia más abominable es la lapidación. Las mujeres acusadas de adulterio son condenadas a muerte por lanzamiento de piedras. Esta atrocidad es aún legal y se practica en numerosos países como Irán, Afganistán, Pakistán y Arabia Saudita, a pesar de que estos Estados se delcaren y sean firmantes de convenciones internacionales al respeto.En nombre de la defensa de los derechos humanos fundamentales, en nombre de los derechos de las mujeres a la libertad, a la seguridad, a la dignidad, a la integridad, nosotras decimos NO a la opresión de las mujeres, NO al control de sus cuerpos y de su vida, y a su manifestación más extrema, la lapidación.
Pedimos la prohibición inmediata de esta práctica inhumana y exigimos que sea reconocida como crimen contra la Humanidad.
Apelamos a las Naciones Unidas y a las Instituciones Internacionales, por una banda para que presionen sobre los Estados que legitiman la lapidación, con el fin que la criminalicen, por otra banda para que sean emprendidas campañas de sensibilización sobre esta cuestión».
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