Ha pasado más de una semana y aun no salgo de la sensación de asombro por una parte y de indignación por la otra. Las palabras de Esperanza Aguirre acerca del aborto no fueron tan comentadas como las de Gallardón porque es el ministro quien tiene la responsabilidad de presentar una ley y no así Aguirre quien, más bien expresa sus propias opiniones al respecto. Además, al fin y al cabo, Gallardón hace respecto al aborto quizá lo que nos esperábamos, dejar que en cuestiones de moral sexual gobierne el Tea Party español. Pero a mí las declaraciones de Aguirre en un programa de radio me pusieron la carne de gallina. No existe esa derecha moderna que nos trataron de colar. Es una derecha brutal, la que siempre hemos padecido en este país.
Gallardón trufó su discurso de consideraciones falsamente progresistas de apoyo a la maternidad; Esperanza Aguirre pretendió hacer lo mismo pero ella lo llenó de consideraciones clasistas propias de otro siglo. (¿O ya no?) Ella dijo lo siguiente: “Es que hay muchos chicos jóvenes que dejan embarazadas a chicas y luego no se quieren casar con ellas”. Al escuchar esto me quedé petrificada. ¿Está Aguirre defendiendo la honra de las mujeres jóvenes? ¿Esta señora en qué mundo vive? ¿No sabe que las mujeres españolas ni necesitamos –y puede que ni queramos- casarnos con nadie? ¿No sabe que la inmensa mayoría decide tener sexo por placer y no porque alguien la “seduzca” o la engañe? ¿Y que la mayoría sabe también cómo hacer para evitar embarazos no deseados? ¿No sabe que decidir tener hijos sin estar casada es algo absolutamente corriente en esta sociedad y cada vez más extendido? ¿No sabe que muchas mujeres no quieren casarse y aun así quieren tener hijos y los tienen? ¿Que muchas parejas forman familias sin necesidad de casarse? ¿No sabe que un hijo nacido fuera del matrimonio es exactamente igual que otro nacido dentro? ¿Qué no hay nada que lo distinga, nada de lo que cuidarse, nada de lo que avergonzarse?.
Pues no debe saberlo esta señora cuando dice algo que parece sacado de una novela de Galdos. Ya nos vamos dando cuenta de que en lo que hace al papel de las mujeres y los derechos sociales la derecha española sigue anclada en donde ha estado siempre la derecha española, en el siglo XIX. No hay una derecha moderna o moderada sino una derecha que se viste de mantilla para ir a las precesiones. En sus vidas privadas las mujeres del PP usan de las bodas civiles, de las maternidades in Vitro y en solitario y abortos cuando haga falta. En sus vidas públicas vuelta a la misa, a la mantilla y al pregón de semana santa. Nada nuevo, en realidad: doble moral, hipocresía y libertad para quien la pueda pagar. Para las demás embarazos no deseados, vergüenza, sufrimiento, castigo por atreverse a querer ser como ellas. Y es que las clases son las clases, claro que sí.
El mundo de Esperanza Aguirre es el de los señoritos que dejan embarazadas a las criadas y luego, claro, no quieren casarse con ellas. Aguirre no se ha enterado que las criadas, incluso las que trabajan en su casa, ya no tienen alma de criada; que ya no se dejan seducir/violar por los señoritos, que si lo hacen los denuncian y, señorito o no, el tipo acabará en la cárcel o con una demanda de paternidad; que no hace falta cargar con un marido no deseado para tener un hijo deseado; que tampoco hace falta cargar con un marido no deseado para obligarle a que se haga cargo de su responsabilidad con su hijo. El mundo ha cambiado pero Esperanza Aguirre, desde su palacete, no se ha dado cuenta.
#29M
#29MHuelgageneral
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