República o barbarie, de «muchovalguistas y pocovalguistas», por Mª Ángeles Bustamante Ruano

Y llegó un día el Rey (en mayúsculas, no sea que me vayan a imputar algo), de un reino llamado Reino de España, que abdicó en su hijo. Eso como todo el mundo sabe, es lo que hacen los reyes (las reinas es escasas ocasiones, por no se que de la sal); porque consideran que tienen poder para ello. Es decir, es algo así como el «porqueyovalguismo», ya se sabe el resto no valemos igual.

Hace unos días yo escribía que «a la izquierda nos tienen más miedo que a un tronao», como se dice por mi maltrecha tierra valenciana. En mí opinión (sí, sí, es opinión, que no cunda el pánico) han escogido este momento porque como buen Cazador (en mayúsculas de nuevo) se quiere «matar dos pájaros de un tiro». Me explico:

– No, no puede ser que las y los «menosvalguistas» estén opinando todo el rato y por cualquier medio sobre las Elecciones Europeas 2014.

– No, no puede ser que se esté hablando de Política (también con mayúsculas) todo el rato, ¿dónde se ha visto un pueblo así?. Cierto es que yo como feminista siempre he considerado que política es todo y, por supuesto todas y todos. ¡Ay, la emoción me embarga y pierdo el hilo!, no sea que el pueblo empiece a hablar y hablar y hablar y de repente (redoble de tambores) se nos vayan a ocurrir formas y maneras alternativas más libres, justas e igualitarias de ser, de estar, de vivir y convivir. Eso es en realidad un estado democrático, para definirlo no se requieren gigantescos tratados de derecho constitucional-político (conocidos en algunos ambientes como «objetos contundentes»).

– Además de paso, el Gobierno del Reino de España puede pasar desapercibido en cuanto a la batería cual riada de injusticias e incompetencias que nos está haciendo vivir. Ello es así, porque como todo el mundo sabe las y los «pocovalguistas» estaremos pendientes (o eso creen, lo tienen claro) de los trajes, de los oropeles, de las sonrisas y bellezas de ellas (ellos, a priori, no son bellos), las genuflexiones y todas esas cosas que pasan en un acto así. Y si esto fuera poco, todas las presuntas corrupciones presuntuosas se difuminan entre vestidos vaporosos, se tapan, ¡hay temas más divertidos!: «es que iba muy elegante». No tengo nada en contra de D. Felipe (también en mayúsculas, ya sabéis), siempre y cuando se presente a unas elecciones.

– Finalmente y llegando ya al súmmum del todo, a nosotras nos podrán subir sin problemas a la máquina del tiempo hacia el siglo XIX. NO olvidar que nosotras estamos siendo de las más perjudicadas con la crisis (what’s crisis?), no solo por todo el austericidio (como toda la población), sino porque nos están aplicando un austericidio ideológico-religioso-moral. ¿Cómo que ellas tienen derechos?, ¿cómo que quieren decidir sobre su vida y su cuerpo, eso no se ha visto nunca en un país decente, ¿cómo que las maltratan…todas son denuncias falsas faltaría más?, ¿cómo que ciudadanas, tanta hormona no es buena?, ¿cómo que igualdad, libertad, justicia, derechos humanos (acaban es -os)?. Mon Dieu (también en mayúsculas) que locura.

Y yo con mis dotes de mujer libre, linda y loca vaticino que vamos a estar las últimas de la fila-plano-lugar-…. ¡Uhy perdón la boca me pierde!, nos quieren en las catacumbas oscuras y profundas del Señor de los Anillos. Y ahora encima saldrá algun@ haciendo la gracia de «Anillos y Anillas», ¿no?.

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