En 1997 Ana Orantes se convertía en el rostro de la violencia machista. Fue quemada viva por su exmarido. Tras haber contado en un plató de televisión, el horror que supuso 40 años de violencia contra ella por el simple hecho de ser mujer.
Hoy año 2015, Laura y Marina se han convertido en los rostros de la violencia machista. Dos amigas asesinadas por el simple hecho de ser mujeres. No olviden nunca que su amiga la acompañó. Ello no es un hecho baladí, fue por algo y, ese algo se llama violencia machista.
Entre estos tres nombres y rostros grabados en nuestras mentes y corazones: Ana, Laura y Marina han transcurrido muchos años; pero la violencia machista sigue siendo la misma. Y está en centenares de mujeres asesinadas, criaturas y otras personas que en un momento dado intentaron que ese hecho no se produjera. Son las sin rostro, ¿solo cifras estadísticas?, ¿solo una noticia o pequeña referencia en un medio de comunicación? NO, son la realidad que se está transmitiendo en directo estos días por la televisión, aunque su rostro no se conozca, aunque a su entierro solo hayan acudido las personas allegadas, familiares y amistades, rotas por el sin sentido de la violencia machista.
Las sin rostro somos todas, las asesinadas, las secuestradas, las violadas, las agredidas,…sus criaturas y aquellas personas cercanas que intentaron impedir que su asesinato ocurriera y, por ello, también fueron asesinas y agredidas.
Estos días hemos asistido a la crónica de unas muertes en directo. Al margen del morbo, que lo hay; también ha habido empatía y bastante sentido común en parte de las intervenciones que he podido escuchar. Entonces me pregunto: ¿cómo es posible qué esa empatía no se aplique a todos los casos y circunstancias?, no se la respuesta; pero sí sé que la violencia machista está ahí, aunque la quieran tapar detrás de estadísticas que solo denotan la punta del iceberg. La violencia machista está aquí, en cualquier lugar y contra cualquier mujer por el simple hecho de serlo.
Y tras un verano que parece salido de una película de terror; pero es tan real como el terrible horror que está causando, ¿cómo es posible que no se haya decretado una situación de urgencia en todo el Estado español, en todas las comunidades, en todos los ámbitos locales?, ¿CÓMO ES POSIBLE? NO son hechos aislados, no son temas privados, es la violencia machista, maldita sea.
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