¿La venida de la Nueva Etapa?, por Mª Ángeles Bustamante Ruano

Me acabo de levantar. Llevo un camisón de algodón con un agujero a la altura de mí…Ufff…, intento pronunciar la palabra y no puedo. Parece que mi voz está censurada.

Abro mi armario. He de irme a trabajar, sí, todavía podemos. No sé qué ponerme, ¿qué dilema, por favor?. No sé si ponerme la mantilla negra o la gris. No sé que medias tupidas, no estupidas, ponerme…las negras claras o las negras oscuras. Anda que el vestido, como sabéis las mujeres honestas no llevamos pantalones, abrochado hasta arriba. Ante el espejo me siento como “Steve Urkel”. Me estoy empezando a asfixiar. Y además dando gracias; porque hace poco se derogo la ley de la peineta imperativa. De hecho, se me anda curando el callo del cogote…en fin, que vida esta, es un valle de lágrimas.

Ahora el último toque, ¿me pongo perfume o no?…Es que estoy dudosa, no sea que me acusen de fornicadora y una es muy, pero que muy decente. Bueno, por un poco de agua de no se qué, ah incienso, no pasará nada.

Me pongo a desayunar. No caliento la leche, no sea que me suba el pavo. No le echo cacao, ni café, ni te,…son excitantes (sin comentarios). Y como no, las galletas María.

Al salir a la calle me encuentro muchas como yo. Parecemos esprectas escapadas de la Casa de Bernarda Alba. Todas con la mirada baja. Como sabéis no se mira directamente a los ojos, eso es pecado de lascivia. Ando y ando, ando y ando y me da la sensación de estar todo el rato en el mismo sitio. Parecemos replicantes…

Ante mi cara de pasmo, se me acerca una mujer y me dice, “obviamente es tu primer paseo, ¿no?”. No sé como lo ha adivinado. Con dudas de si estoy ante la bruja de Blancanieves, contesto que sí con mucha precaución. Leo la pena (¿o no?) en sus ojos…De repente, me espeta que si no recuerdo que estoy en la Nueva Etapa. La Etapa que empezó un día con unas elecciones y una noche de mayoría absoluta. Que continúo con un Gobierno que puso las cosas en su sitio, “la familia como Dios manda”, “la mujer-mujer”, “la falta de varón no creo que sea un criterio médico” y otras palabras y frases parecidas. Mi mente comienza a colapsar, no entiendo el Nuevo Lenguaje de la Nueva Etapa. Está claro que soy una mujer de la Vieja Etapa, ¿y ahora qué hago?…Me pongo a pensar a toda velocidad. Aunque luego me entero que esa acción nos esta vedada a las mujeres; pero bueno, a lo hecho pecho, digo yo. Pongo mi voz más angelical, pura y decente y pregunto muy bajito sin mirarla a los ojos. Entonces, ¿no entiendo?. La mujer se apiada de mí. Eso dice su cara. Me explica las nuevas normas, las nuevas vestimentas, …me nombra las palabras, innombrables (aunque previamente me advierte de que memorice rápidamente porque solo las va a decir una vez): “coño” (¡bien!, esa era la palabra que antes no podía pronunciar), “mujer”, “vagina”, “sexo”, “género”, “libertad”, “igualdad”, “derechos humanos”…y un millón más que se me han olvidado, lo cual es un grave problema ahora mismo.

La sabia de la Nueva Etapa se despide de mí. Yo me quedo pensativa… Se parece mucho a una Ministra que se llamaba Mata, Mate, Mati, Matu…ah, ya me acuerdo, Mato. Joder, que memoria la mía. Debe haber sido por la peineta siempre encasquetada…

Suena el despertador…era una pesadilla…me levanto, enciendo la televisión y grito NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO, no lo era. Eso sí, con confeti.

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