«Feminismo o barbarie», por Beatríz Gimeno

El otro día aparecía en la sección de opinión de un periódico un artículo titulado: “La herencia del socialismo: La ideología de género”. En el mismo se detallaban las leyes que se han aprobado durante el gobierno del PSOE y que los más reaccionarios consideran que responden a una cosa que han llamado “Ideología de género”; “perversa ideología de género”, según la iglesia.

La verdad es que llevan un tiempo con esto de la ideología de género y creo que vamos a escucharlo mucho más en el futuro. Esta ideología, inventada por ellos, se ha convertido en el enemigo a batir por la extrema derecha. No exagero, son ellos los que han puesto ahí el foco. Caído el muro de Berlín y con la socialdemocracia proponiendo políticas neoliberales, el feminismo es al fin y al cabo la única teoría crítica de raíz ilustrada (y por tanto igualitaria) más o menos triunfante y con capacidad para transformar la sociedad. El feminismo propone un cambio radical en las relaciones sociales, hace defensa a ultranza del papel del estado para conseguir esa igualdad, de la defensa de una educación que enseñe valores democráticos y de ciudadanía y tiene en los derechos humanos su fuente de legitimación. Por eso, ahora nos encontramos con que, para algunos, los derechos de las mujeres han pasado a ser la encarnación del mal.
Al fin y al cabo, es verdad que la feminista ha sido una revolución que, aunque inacabada, ha supuesto cambios fundamentales en el orden tradicional: aquel en el que la autoridad y el prestigio del varón en la familia y en el espacio público no era discutido por nadie. El feminismo ha cambiado la forma en que entendíamos la familia y el papel de hombres y mujeres en ella; ha cambiado también, obviamente, el papel social de las mujeres y su autopercepción; ha deslegitimado los privilegios injustos que tienen los hombres por el hecho de serlo, ha igualado a hombres y mujeres ante la ley, ha tratado de conseguir igualdad también en las oportunidades y en el espacio público y ha luchado contra la violencia que las mujeres vienen padeciendo desde siempre. Revolución inacabada, desde luego, pero que ha avanzado un largo camino en los últimos 200 años.
Las leyes denunciadas por estos reaccionarios son en realidad leyes cuyo objetivo es avanzar en el camino de la igualdad entre hombres y mujeres en unos casos; en otros se pretenden avances en la protección de los derechos humanos y civiles de todas las personas, y otras en el camino de la consolidación democrática. Son leyes reconocidas o auspiciadas en todo el mundo por los organismos internacionales como motor de igualdad, desarrollo, felicidad y justicia. De ahí que para estos reaccionarios antifeministas el enemigo a batir sea la misma ONU, máxima impulsora de este horror. Por eso estos artículos que cito critican las conferencias internacionales auspiciadas por la ONU como el momento en el que “su” mundo comenzó a desmoronarse debido a esa perversa alianza entre feministas radicales y homosexuales. Desde la ONU, las feministas nos infiltraríamos en los gobiernos y desde ahí lucharíamos por acabar con la familia, la religión e incluso, la misma maternidad.
Según este Tea Party, el apoyo de Zapatero a este plan perverso (similar a aquel otro denunciado por un obispo según el cual la UNESCO quería convertir –de aquí al año 2050- a la mitad de la población en homosexual) no tiene parangón en el mundo. Y para demostrarlo hacen una relación (no exhaustiva) de las medidas aprobadas durante su gobierno y que van en ese sentido: Creación del Ministerio de Igualdad, Ley de divorcio “exprés”, Ley de matrimonios del mismo sexo, Ley orgánica de educación que incluye Educación para la Ciudadanía, Ley de Identidad de Género para las personas transexuales, Ley del aborto, Ley orgánica para la igualdad efectiva de hombres y mujeres que generaliza la paridad; y veo que en esta lista falta la Ley contra la Violencia de Género, se les ha pasado.
El ataque a los derechos de las mujeres en general se hace extraño en un partido, como el PP lleno de mujeres dedicadas a la vida pública y no a sus familias, que tienen pocos hijos o ninguno, que algunas eligen tenerlos mediante inseminación artificial y sin varón de por medio (otra ley socialista), que son madres solteras o que han abortado; lleno está el PP también de hombres y mujeres que se han divorciado de manera “express” y también de gays y lesbianas que quieren casarse. Y sin embargo, la derecha es especialista en este tipo de hipocresía. Yo me divorcio pero ataco el divorcio, yo aborto pero ataco el aborto, yo estoy en política pero no facilito que las demás puedan estar; yo tengo un hijo de soltera y mediante inseminación pero lo importante es la familia tradicional.
Por cierto que a punto de entregar este artículo me llega otro, esta vez publicado en el periódico de izquierdas Diagonal en el que se ataca al PSOE por lo mismo pero al revés, qué casualidad. Por ocuparse de “las cosas de género” (es decir de la igualdad de la mitad de la humanidad) y no de la igualdad que importa. Me queda bastante claro que el feminismo va a ser en los próximos años el enemigo a batir y parece que aquí puede haber acuerdo entre sectores de la izquierda y la derecha en general. Al fin y al cabo el feminismo cuestiona los privilegios de los que gozan los hombres por el hecho de serlo y eso duele y perturba a muchos; de derechas sobre todo, pero no únicamente.
En fin. A pesar de los bandazos, de lo incompleta que resultó al final, de que en varias cuestiones Zapatero cedió a las exigencias de la derecha (la decisión de suprimir el Ministerio de Igualdad) o del poder económico y mediático (la no prohibición de los anuncios de prostitución) a pesar de eso, la política enfocada a la Igualdad es de las mejores herencias que nos deja el gobierno Zapatero. No hay más que ver dónde ha puesto el Tea Party su próximo objetivo para saber que es precisamente ahí donde han puesto la nueva frontera. Feminismo o barbarie, podríamos decir. Y que lo vayan entendiendo todos los que definiéndose de izquierdas todavía andan por ahí haciendo bromas sobre el feminismo y demostrando más que nada una inmensa ignorancia de lo que el feminismo ha significado en la construcción de un mundo mejor, más justo e igualitario. Las leyes igualitarias es la mejor herencia del PSOE y todos los partidos de izquierdas tienen que recogerla, protegerla y comprometerse con ella. Quien no lo haga es que aun no ha entendido nada.
Beatriz Gimeno es escritora y expresidenta de la FELGT (Federación Española de Lesbianas, Gays y Transexuales). WEB:http://beatrizgimeno.es/

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