Fanny Edelman, adios a una indispensable

El Instituto Espacio para la Memoria expresa su más profundo dolor ante el fallecimiento de la querida Fanny Edelman, pionera luchadora comunista y precursora de las batallas femeninas en los siglos XX y XXI.

Nació como Fanny Jabcovsky en San Francisco, Córdoba, el 27 de febrero de 1911; era hija de inmigrantes rusos y polacos que llegaron al país a comienzos del siglo XX.
Tras el golpe de Estado de 1930 encabezado por el general José Félix Uriburu, ayudó a los presos políticos de aquella dictadura a través de su participación en Socorro Rojo Internacional.
A finales de 1936 contrajo matrimonio con Bernardo Edelman. En septiembre de 1937 llegó a Valencia junto a su marido para participar como voluntaria en las Brigadas Internacionales en defensa de la Segunda República Española. Allí conoció a Miguel Hernández y Antonio Machado, éste último colaboró particularmente con el matrimonio durante una campaña de alfabetización dirigida a los soldados. Tras el avance de las fuerzas fascistas, debió huir hacia Barcelona para luego regresar a Argentina en mayo de 1938.
Fanny participó en cada campaña que solicitara su coraje y su entrega, como la de la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial, en China, Portugal, Nicaragua, Vietnam y en apoyo al gobierno socialista de Salvador Allende en Chile. Fue una ferviente defensora de los derechos de las mujeres. En 1972, en representación de la Unión de Mujeres Argentinas, asumió la conducción de la Federación Democrática Internacional de Mujeres, desde donde defendió los derechos de las mujeres y de los trabajadores ante el avance de las dictaduras militares en Latinoamérica. Impulsó el Año Internacional de la Mujer y el Encuentro de la ONU en Nairobi en 1975. En su lucha por los derechos humanos, durante la última Dictadura argentina presentó unos doscientos testimonios de familiares y víctimas del Terrorismo de Estado en 1978, ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra.
Como parte de un camino de militancia inquebrantable conoció al Che Guevara y a Fidel Castro, entre otras personalidades. El 24 de febrero de 2011, con motivo de su cumpleaños 100, se le realizó un homenaje en el Teatro Nacional Cervantes, del que participaron diversas organizaciones sociales y figuras políticas En marzo último, recibió la Orden José Martí, la más alta distinción que confiere el Consejo de Estado de la República de Cuba.
Fue presidenta del Partido Comunista de la Argentina hasta el día de su muerte.
En estos difíciles momentos, desde el Instituto Espacio para la Memoria acompañamos con un abrazo sentido y fraterno a sus seres queridos y compañeros de militancia.
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Palabras de Ana María Careaga en acto homenaje a Fanny Edelman,
Teatro Nacional Cervantes, 24 de noviembre de 2010.
La vida misma se vuelve tan preciosa como vastos son nuestros sueños, reza la frase de Louise Michel, bajo la afable imagen de Fanny.
Y ella, con esa mirada transparente que descansa en la sonrisa de su rostro, pareciera corroborar con su expresión, lo vasto de esa experiencia incansable.
La historia se construye. La historia social y la individual; la pública y la privada. Y así se va por la vida en tanto seres sociales marcados por huellas singulares que nos hacen sujetos colectivos y a la vez únicos.
Y entonces miramos a Fanny y en esa mirada transparente vamos leyendo trozos de historia que la atraviesan y nos atraviesan.
Hay diferentes formas de pensar los sueños. Imagino, en este sentido homenaje a una mujer de mucha vida -sí, literalmente de mucha vida-, sueños cargados no de utopías irrealizables sino multiplicadores sueños que van engendrando nuevos a medida que se alcanzan en el acto mismo de su solo intento.
Qué si no, podría dar lugar a esa complicidad en la mirada, a esa satisfacción expresada en una práctica cotidiana, propia y casi inadvertida -porque es parte precisamente de una elección de vida-, que intenta materializar en todos los actos un futuro mejor.Qué sentido trascendente darle a la propia vida si no es la capacidad de construir y construirse a sí mismo como un sujeto transformador y protagonista activo de la historia.
Hay quienes siendo sujetos de la historia se convierten también -en el desafío de la vida, en la expresión y despliegue de sus ideas, en el recorrido de su compromiso-, en historias vivientes.
Y así volvemos a mirar a Fanny, la escudriñamos en su mirada serena. Y recorremos con ella fragmentos de la historia que la enriquecieron de toda riqueza. Al tiempo que incursionaba, hurgaba en la historia, era empapada por ella, palmo a palmo.
Esa mujer, que define a sus padres –rumano él, rusa ella- como librepensadores que la criaron en libertad. Escuchemos bien: una mujer que hace 100 años atrás y desde entonces –dice-, se crió en libertad.
En el medio de sucesivos golpes de estado, que tiñeron cada vez más de luto el país; atravesando con su práctica solidaria la experiencia de la guerra civil española que conmovía hasta lo indecible en un cuadro de Pablo Picasso –el Guernica-; que rememora a Federico García Lorca, a León Felipe, a Rafael Alberti, a Antonio Machado, a Miguel Hernández; que estuvo privada de esa libertad con la cárcel; que vivió en la clandestinidad. Que sintió el olor y el resplandor de los bombardeos en la oscuridad más oscura de la guerra.
Que evoca en su entusiasmo contagioso a la Pasionaria y con ella a todas las mujeres haciendo gala –sin quererlo- del género de todas las que en ella habitan. Mujeres de la resistencia, resistentes, de todo tiempo y lugar. Trabajadoras, campesinas, obreras, guerrilleras, brigadistas, revolucionarias, amas de casa, agrega ella.
Mujeres irrompibles, de esas que en la Argentina tenemos nobles ejemplos.
Esa mujer supo guardar en su interior, en medio de mucha ignominia y mediocridad -de ese capitalismo decadente que recién mencionaba-, aquello por lo que luchaba: la libertad.
Acaso el designio de haber nacido casi el mismo año en que una fecha real y simbólica nos dio origen. Acaso.
Acaso su condición y pensamiento comunista, en un mundo en el que siempre aquello fue de temer. El pensamiento.
Hoy, en este cálido encuentro, este merecido reconocimiento nos conmueve a todos. Fanny, una militante de toda la vida, una elección ética y de dignidad. Te homenajeamos hoy, agasajamos tu trayectoria y saludamos en este acto Fanny, tu querida, queridísima, presencia.
Ana María Careaga
Directora Ejecutiva del IEM

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