Haces muchos años, allá por mi adolescencia, me alucinó un profesor que nos dijo que «desde que habían entrado los hij@s de los obrer@s en la Universidad el lenguaje se había estropeado»…seguro que está muy feliz con el PP ahora.
Por suerte para mi, fue el único y tuve la gran suerte de encontrar maravillos@s maestr@s y profesorado, que me enseñaron a amar los libros y el puro placer de aprender. Y, sobre todo, me enseñaron a soñar otros mundos. A soñar la propia vida y conseguirla…
Por cierto, he estudiado y trabajado simultáneamente desde mis 16 años: trabajos de supervivencia, trabajos de precariedad, trabajos organizados con relación a mis estudios…cientos y cientos de fines de semana de estudio y no de salir con mis amig@s, por tener que optar entre estudiar o salir. Decenas de veces me tuve que plantear si presentarme a un examen o perder mi trabajo. Casi siempre opte por no presentarme, aunque tenía derecho a ello por la ley; pero ya se sabe que una obrera, es una obrera, nada más…mano de obra, un número, un alguien (para algunas personas un algo) intercambiable.
Todo esto es lo que nos quieren aplicar a tod@s los que no somos de determinadas clases, procedencias, y demás planteamientos discriminatorios. No, señoras y señores, no. Somos ciudadan@s de pleno derecho. Me niego a admitir ataques e insultos a la inteligencia que solo buscan retrotraernos a aquellos años en los que mi abuelo y mi abuela trabajaban porque les dieran de comer y una choza.
BASTA YA
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