Es el momento de pararles los pies, por Teresa Molla

Nadie puede negar a estas alturas la importancia sociopolítica que va a tener esta semana.
Hoy en Andalucía y Asturias se está jugando un cambio de modelo de gestión. Y decir cambio no quiere decir mejorar, al menos en Andalucía porque miedo me da que gobierne el PP con Arenas como candidato que ya ha expresado en campaña que quiere devolver a las mujeres a sus casas para que se dediquen a cuidar de sus familias. En plenos albores del siglo XXI y con este discurso!!!…Sin palabras.
Además y en el conjunto del estado hay convocada una huelga general para el próximo jueves día 29.
Esta huelga general es necesaria hacerla por dignidad en primer lugar. Por dignidad personal y colectiva. Porque se está jugando un modelo social en donde algunos derechos de ciudadanía se pueden perder. Con la reforma laboral impuesta por el PP se recortan derechos en todos los ámbitos, pese a que esa parte más oscura, la maquillan con la justificación de la creación de empleo. Tengo casi cuarenta y ocho años es estoy harta de escuchar ese discurso. He secundado todas las huelgas generales que se han convocado desde mi entrada como limpiadora de un instituto, al mercado de trabajo. Y en todas las reformas que han motivado esas huelgas se ha dicho lo mismo: es necesario crear empleo.
La gente que ya tenemos unos años y que nos hemos pasado media vida luchando por los derechos propios y ajenos, sabemos los que estas medidas esconden: la posibilidad de liberalizar y desregular el mercado de trabajo y por tanto acabar con los derechos que tan duramente han constado de conseguir por parte de miles de personas que cada día han (hemos) hecho de nuestras creencias en una sociedad mejor, una forma de vida.
Ahora toca demostrar quienes somos como sociedad y lo que nos importa el futuro de nuestros derechos y los de quienes vienen detrás.
Toca plantar cara al liberalismo más feroz y decir basta. Hay que pararles los pies porque, como rezan las consignas sindicales, quieren acabar con todo y hemos de impedirlo.
Ahora toca dar la cara y no esconderse detrás de los argumentos de siempre o de los nuevos con aquello de : ahora no es el momento de hacer esta huelga.

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