Amelia Valcárcel: «La paridad es el reto pendiente del feminismo»

“El feminismo tiene pendiente el reto de la paridad, pues sigue habiendo ámbitos de poder, decisión y autoridad en los que las mujeres no tienen una presencia equilibrada con respecto a la de los hombres”, declara la catedrática de Filosofía Moral y Política de la UNED, que participó en el VIII Foro para la Igualdad organizado por Emakunde con una conferencia sobre la participación de las mujeres en los ámbitos de decisión e influencia.
Para esta mujer luchadora, referente del feminismo español, autora de una decena de libros y de numerosos artículos, miembro del Consejo del Estado y vicepresidenta del Real Patronato del Museo del Prado, conseguir la paridad consiste “en que ningún sexo esté sobrerrepresentado en los ámbitos en los que se juega el poder y la autoridad”. Y para alcanzarlo cree que hay que sobrepasar “la vieja e inane discusión a propósito de las cuotas”. A su juicio, la aplicación de este sistema sirve para atajar dos conductas recurrentes por las cuales el privilegio masculino se reproduce: la invisibilización de logros y la discriminación de elites.
La filósofa considera que el derecho al voto y el acceso a cierta educación formal son “nuestras posesiones verdaderas”, grandes victorias conseguidas con el poder de persuasión, que no se ponen en tela de juicio. Sin embargo, añade que “todo el resto de nuestra agenda está en trámite y en severísima discusión”, incluida la paridad que se resiente en seis ámbitos de poder y decisión: el público y político; el gran conglomerado económico empresarial y financiero; el de los medios de comunicación; el de las instituciones educativas y los grandes centros del saber; el de la creatividad integral y el ámbito de los sistemas religiosos.“Estos ámbitos, muy ligados a lo masculino, conllevan siempre autoridad y reconocimiento”.
El ámbito más trasparente
“El primero de ellos, el ámbito público y político, es el más evidente, el único que se negocia y el más transparente de todos porque en una democracia el poder público está muy vigilado y tiene que rendir cuentas. En las democracias las mujeres han ido consiguiendo cosas, la paridad está más avanzada. Los sistemas de cuotas -formales en unas fuerzas políticas e informales en otras- han contribuido a que todas las listas presenten un número mayor de mujeres que el que habría producido una cooptación sesgada. A pesar de sus defectos, y los tienen evidentes, deben seguir aplicándose precisamente porque hasta el momento presente no se puede asegurar la imparcialidad en los mecanismos de la cooptación”.
Valcárcel agrega que nuestro país es, junto con Noruega y Francia, uno de los lugares donde existe una ley de igualdad que exige la paridad en las listas electorales. “Sin embargo, no todo debe estar tan conseguido cuando en Francia no la cumplen, prefieren pagar multas, y aquí esta ley está recurrida ante el Tribunal Constitucional”.
El segundo ámbito de poder al que se refiere la filósofa feminista es el gran conglomerado económico empresarial, cuyas elites están copadas por los hombres en un 98%. “La presencia de mujeres en las cúpulas de las grandes empresas, en aquellas que están en el IBEX, por ejemplo, es mínima. Recordemos la foto del presidente del gobierno actual reuniéndose con las grandes empresas españolas. Esta foto no tiene más de tres meses, es una mesa absolutamente monocolor, con la excepción de Petra Mateos, la única mujer que sale en la foto. Así es el resto del conglomerado empresarial. Realmente, las mujeres han sido barridas de los lugares de dirección y representación. Es un coto cerrado”.
En los poderes financieros ocurre otro tanto, según manifiesta Amelia Valcárcel irónicamente: “Con un mocho te admiten en cualquier despacho, incluso en la Banca y en el Vaticano”. Pero analiza que “las mujeres que aparecen allí, aparecen por cartera, esto es, porque no pueden restar, resulta que son propietarias. No hay ninguna mujer que en un sistema abierto, en el que se dice que se puede entrar de botones y acabar en un puesto directivo, lo haya conseguido. Las mujeres tienen que entrar con la carrera de económicas y, normalmente, se quedan en el mismo puesto inicial, porque nadie las ayuda a subir”.
La situación se repite, según observa la filósofa, en el ámbito de los medios de comunicación, donde la presencia de las mujeres en los cargos directivos es inapreciable, “oscila entre el 4 y el 8%. Por lo tanto, la paridad está muy lejos de cumplirse y hay pocas perspectivas”.
Tan cualificadas como ellos, pero…
Valcárcel considera que gracias a la agenda de la segunda ola, es decir, al logro de los derechos políticos y educativos, las mujeres del mundo desarrollado y democrático hoy en día están tan cualificadas como los hombres, “con una pequeña diferencia a favor de ellas, ya que en este momento en la universidad son el 60% del alumnado. Por lo común, las chicas acaban en menos tiempo sus carreras y con mejores notas. Pero el sistema sesga. Hay un mecanismo ciego para conseguir trabajo, el de las oposiciones, donde el resultado de las mujeres es mejor. La Administración prevé estos mecanismos ciegos, pero en los sistemas de cooptación, la entrada de las mujeres es dificilísima. Por esto, ajustar el mercado a la meritocracia para el caso de las mujeres es una tarea primordial”.
La catedrática califica la situación actual de nivel formativo de las mujeres como “inédita, no ha ocurrido en ningún otro momento de la historia. Sin embargo, ellas no tienen las mismas oportunidades que los hombres porque no alcanzan los mismos resultados”. En las instituciones educativas y los grandes centros del saber, observamos también que la presencia de mujeres es inapreciable en los escalones superiores. Por ejemplo, en las cátedras. Catedráticas en España, no llegan al 12%. Y esta cifra no sube, en ocasiones baja. A mí, mi propia administración me sigue llamando “catedrático” cada vez que se dirige a mí. En cuanto a las reales academias, que también son instituciones del saber, solo hay que revisar la escasa presencia que tienen las mujeres. Acaba de entrar la primera mujer en la Academia de Farmacia, a pesar de que en esta profesión el número de farmacéuticas es mucho mayor que el de farmacéuticos”.
Maniobra contra la creatividad de las mujeres
“Nos queda por delante el ámbito de la creatividad, donde se juega el talento de las mujeres, un mundo extraordinariamente sesgado. No hay más que comparar los precios de las obras de artistas hombres y mujeres o revisar los nombres de los considerados grandes creadores y de las grandes creadoras. Estas últimas apenas existen porque no se las deja llegar. Lo que la sociedad está haciendo con el talento creador femenino no tiene nombre o si lo tiene es tan feo que es mejor no dárselo”.
Valcárcel redondea la idea y afirma que en los museos o grandes exposiciones, las mujeres están olvidadas, con la feliz excepción del centro cultural Montehermoso de Vitoria, que funciona con criterios de paridad, y aporta algunas cifras: El porcentaje de mujeres a las que se les dedica una exposición monográfica como creadoras supone el 3% de las exposiciones organizadas con dinero público, y el de mujeres que venden en las grandes galerías, cuyas obras están como fondo, no llega a un 8%.
Asegura que lo malo de estas “cifras terribles es que extrapolan: las mujeres no son creativas. A las que fueron creativas en el pasado las hemos echado del carro, porque no están presentes en los museos, a pesar de tener grandísimas obras, y a otras que pueden ser creativas no las dejan que se dediquen a eso. Verdaderamente estamos llevando a cabo con su talento una maniobra terrible contra el viento. Y eso es lo que hay en el campo de la creatividad, que a mí me parece uno de los más puros, porque ahí se juega la excelencia, como en el campo académico. Negar a todo un sexo la excelencia es demasiado hipócrita en los tiempos que corren”.
Por último, hay un sector de poder “tremendo”, que lo enuncia a modo de pregunta: “¿Alguien conoce que en el ámbito de la religión las mujeres tengan asegurada una presencia en poder de autoridad?” que ella misma responde: “simplemente, ni están ni se las espera”.
La pelea por el espacio, el existir y la dignidad
“Los momentos de crisis económica no son buenos para nadie y para quien carga mayor debilidad, son peores. Las mujeres en el mercado de trabajo tienen posiciones más débiles, con menores posibilidades y peores empleos, y con tareas a menudo muy por debajo de su capacidad individual. Luego, estos momentos de crisis tocan más a quien previamente padece una situación más débil. Tenemos una generación espléndida de chicas, con las mejores tasas educativas de la historia, a las que el mercado está destrozando. Está soportando, como ninguna en el pasado, una discriminación continua y está sufriendo, por el momento, un auténtico desastre”.
Valcárcel cree que “nadie nos va a regalar nada” y que habrá que continuar en la misma pelea de todos los días por el espacio, el existir y la dignidad, pero está convencida de que las mujeres que ahora despiertan a la ciudadanía y la vida adulta no se conformarán con lo que se ha conseguido, no sólo porque es frágil sino porque es poco. “No creo que se den por satisfechas ocupando los tramos bajos y algunos de los medios de las escalas administrativas”. Al mismo tiempo, considera que está cada vez más cerca el tiempo en que las sociedades democráticas no van a poder seguir adelante sin incluir a más y más mujeres en los puestos de poder.
Catedrática de Filosofía Moral y Política de la UNED. Miembro del Consejo de Estado.
Vicepresidenta del Real Patronato del Museo del Prado. Patrona de la IUMP. Autora de una decena de libros, cincuenta capítulos en obras colectivas y más de cien artículos, ha sido dos veces finalista del Premio Nacional de Ensayo con los libros Hegel y la Etica (1987) y Del miedo a la Igualdad (1993). Editora de El Concepto de Igualdad (1995), ha publicado Sexo y Filosofía (1991, 93, 95 y 97), La Política de las Mujeres (1997, 98, 2.004), Etica contra Estética (1998, Brasil 2005), Los desafíos del Feminismo ante el Siglo XXI (2.000), del que es Editora, Rebeldes (2000), Pensadoras del Siglo XX (2001), del que es también Coordinadora y Editora. Otras obras son El Sentido de la Libertad (2001) y Ética para un mundo global (2002-2007). Sus libros más recientes son Hablemos de Dios (2007) en colaboración con Victoria Camps y Feminismo en el mundo global (2008, 2009)
Ha sido Consejera de Educación y Cultura del Gobierno de Asturias. Directora o miembro de diez Proyectos de Investigación en los últimos quince años. Pertenece a diversos Consejos, (Fundación Carolina, Real Instituto Elcano), Consejos Editoriales, Jurados, Comisiones y Mecenazgos. Ha presidido y dirigido múltiples cursos y seminarios, nacionales e internacionales, y colaborado en los doctorados de universidades españolas e hispanoamericanas, la UIMP, el Centro de Estudios Constitucionales y el Consejo General del Poder Judicial.

Fuente: Emakunde

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